(Libertad Digital) Todos los testigos llamados a declarar ante el juez que instruye el caso Roquetas coinciden en que el cuerpo de Juan Martínez Galdeano no presentaba síntomas que indicaran que la muerte le podía haber sobrevenido por una presunta paliza por parte de ocho guardias civiles imputados, que, por otra parte, llevan desde agosto apartados de sus puestos.
Según informa el diario La Razón, que ha tenido acceso a las declaraciones judiciales, el médico de guardia en el centro de salud de Roquetas, F. J. B. C., fue el primer médico en llegar al cuartel. Llegó con la ambulancia y constató que "estaba inconsciente, sin pulso y no respiraba", por lo que, para intentar que volviera a respirar, decidió entubarle y le sometió a un masaje externo para recuperarle el pulso.
Según informa el diario La Razón, que ha tenido acceso a las declaraciones judiciales, el médico de guardia en el centro de salud de Roquetas, F. J. B. C., fue el primer médico en llegar al cuartel. Llegó con la ambulancia y constató que "estaba inconsciente, sin pulso y no respiraba", por lo que, para intentar que volviera a respirar, decidió entubarle y le sometió a un masaje externo para recuperarle el pulso.
El sanitario explica que "el primero en darle el masaje fue el conductor de la ambulancia. El compañero se cansó y vino otro. Como requería mucho esfuerzo, se cambió con un guardia civil uniformado y terminé yo dando el masaje". El médico no descarta en su declaración que estas maniobras de reanimación produjeran la rotura del esternón, "pues se realiza una presión sobre el hueso".
Por su parte, A. C. P., el enfermero ATS que acompañaba al médico en la ambulancia, declaró que al llegar vio que Galdeano no tenía grilletes, pero sí marcas de haberlos tenido "en la muñeca derecha". Dice que no observó ningún hematoma, ni tampoco "la cara o el cuello morados, ni señales de asfixia". Confirma que la maniobra de resucitación duró "más de 20 minutos" y que se tuvieron que turnar con varios guardias civiles "porque es algo que cansa mucho".
El médico de Urgencias en Roquetas que estaba de guardia ese día, A. C. explicó que con los masajes cardiovasculares "se rompe el esternón con mucha facilidad, así como la tercera y cuarta costilla". Por otro lado, la celadora del centro. C. I. M. T. atendió a un guardia civil que solicitó un médico y que luego recibió a otros tres que acudieron con heridas. Entre otros testigos, la abogada de oficio, S. G., que fue una de las primeras en llegar al cuartel porque tenía que prestar asistencia a otro detenido, declaró al juez que el detenido "se movía y estaba tranquilo". Igualmente, la letrada dijo que vio a varios agentes heridos, entre ellos una mujer.