L D (EFE) La atleta de Volvogrado, que entrena desde noviembre pasado con Vitaly Petrov, ex entrenador del todavía plusmarquista mundial Sergey Bubka, anticipaba en vísperas de los campeonatos que había ganado velocidad en la aproximación al cuadro, pero la realidad ha demostrado que aún no ha asimilado los cambios técnicos. Abanderada por Isinbayeva, Rusia, que en la primera jornada recibió una lección del equipo estadounidense, ganador de tres de los cuatro títulos en juego, reaccionaba en la segunda jornada con siete medallas, incluidas tres de oro y dos dobletes.
Irving Saladino, nuevo subcampeón mundial de longitud, hacía trizas por cuatro veces su propio récord centroamericano y se aseguraba un lugar preponderante en la historia del atletismo panameño al ser su primer medallista mundial en pista cubierta. Un día después de batir el récord del área con un salto de 8,10 metros, el mejor de la calificación mundialista, Saladino sacaba de su chistera cuatro nuevos récords: 8,18 en su primer salto; 8,19 en el segundo; 8,27 en el tercero y 8,29 en el sexto y último. Sólo el estado de gracia del ghanés Ignisious Gaisah, que en su cuarto salto se alargó hasta los 8,30 metros, impidió que Saladino devolviera a Latinoamérica un título de longitud que por cinco veces conquistó el cubano Iván Pedroso.
Yaroslav Rybakov y Andrey Tereshin sostuvieron un vibrante duelo ruso por el oro en altura que acabó decantándose por dos centímetros del lado del primero. Fue una lucha de categoría por el título, que estuvo en 2,37 metros. Rybakov, dos veces subcampeón mundial en sala y al aire libre, se coronó campeón mundial por vez primera. La final de triple dio a Rusia el segundo doblete de la jornada. Tatyana Lebedeva, campeona olímpica de longitud, obtuvo el título con la mejor marca mundial (14,95) y le secundó su compatriota Anna Pyatikh con el mejor salto de su vida bajo techo (14,93). Yamilé Aldama, sudanesa nacida en Cuba, subió también al podio con 14,86.
La etíope Meseret Defar revalidó su título de 3.000 metros con un espectacular despliegue de fuerza en la última vuelta. Las rusas Liliya Shobukhova, plusmarquista mundial, y Olesya Syreva, se relevaron al frente hasta los últimos 400 metros. Allí apareció Defar con efectos demoledores. Venció con 8:38.80 y a cuatro segundos llegó Shobukhova seguida de la polaca Lidia Chojecka. Estados Unidos sólo ganó un oro en la segunda jornada. Terrence Trammel, bronce el viernes en 60 metros lisos, consiguió el título con vallas, su verdadera especialidad.
El gigante Jadel Gregorio, de dos metros de estatura, igualó su récord suramericano de triple con 17,46 metros, la mejor marca de la calificación. El brasileño se entrena desde octubre pasado en Gran Bretaña, bajo los cuidados técnicos de Peter Stanley, ex entrenador del plusmarquista mundial, Jonathan Edwards. El italiano Giuseppe Gibilisco, campeón mundial de pértiga en París 2003 y bronce olímpico en Atenas 2004, pagó su exceso de confianza con la eliminación en la primera altura que intentaba, los 5,55 metros. También pasó con pena Igor Pavlov, que defendía el título. El ruso no pudo pasar de 5,55.
Giovanni Lanaro, por el contrario, marcó un hito histórico en el atletismo mexicano al ser el primer atleta de esta nacionalidad que se clasifica para una final mundialista de salto con pértiga, una especialidad de escaso arraigo en el país. Lanaro fue uno de los cuatro atletas repescados para la final sin necesidad de haber saltado la marca de calificación, que era de 5,70 metros. Por su buen concurso, le bastaron cinco centímetros menos para estar entre los ocho mejores del mundo.
Irving Saladino, nuevo subcampeón mundial de longitud, hacía trizas por cuatro veces su propio récord centroamericano y se aseguraba un lugar preponderante en la historia del atletismo panameño al ser su primer medallista mundial en pista cubierta. Un día después de batir el récord del área con un salto de 8,10 metros, el mejor de la calificación mundialista, Saladino sacaba de su chistera cuatro nuevos récords: 8,18 en su primer salto; 8,19 en el segundo; 8,27 en el tercero y 8,29 en el sexto y último. Sólo el estado de gracia del ghanés Ignisious Gaisah, que en su cuarto salto se alargó hasta los 8,30 metros, impidió que Saladino devolviera a Latinoamérica un título de longitud que por cinco veces conquistó el cubano Iván Pedroso.
Yaroslav Rybakov y Andrey Tereshin sostuvieron un vibrante duelo ruso por el oro en altura que acabó decantándose por dos centímetros del lado del primero. Fue una lucha de categoría por el título, que estuvo en 2,37 metros. Rybakov, dos veces subcampeón mundial en sala y al aire libre, se coronó campeón mundial por vez primera. La final de triple dio a Rusia el segundo doblete de la jornada. Tatyana Lebedeva, campeona olímpica de longitud, obtuvo el título con la mejor marca mundial (14,95) y le secundó su compatriota Anna Pyatikh con el mejor salto de su vida bajo techo (14,93). Yamilé Aldama, sudanesa nacida en Cuba, subió también al podio con 14,86.
La etíope Meseret Defar revalidó su título de 3.000 metros con un espectacular despliegue de fuerza en la última vuelta. Las rusas Liliya Shobukhova, plusmarquista mundial, y Olesya Syreva, se relevaron al frente hasta los últimos 400 metros. Allí apareció Defar con efectos demoledores. Venció con 8:38.80 y a cuatro segundos llegó Shobukhova seguida de la polaca Lidia Chojecka. Estados Unidos sólo ganó un oro en la segunda jornada. Terrence Trammel, bronce el viernes en 60 metros lisos, consiguió el título con vallas, su verdadera especialidad.
El gigante Jadel Gregorio, de dos metros de estatura, igualó su récord suramericano de triple con 17,46 metros, la mejor marca de la calificación. El brasileño se entrena desde octubre pasado en Gran Bretaña, bajo los cuidados técnicos de Peter Stanley, ex entrenador del plusmarquista mundial, Jonathan Edwards. El italiano Giuseppe Gibilisco, campeón mundial de pértiga en París 2003 y bronce olímpico en Atenas 2004, pagó su exceso de confianza con la eliminación en la primera altura que intentaba, los 5,55 metros. También pasó con pena Igor Pavlov, que defendía el título. El ruso no pudo pasar de 5,55.
Giovanni Lanaro, por el contrario, marcó un hito histórico en el atletismo mexicano al ser el primer atleta de esta nacionalidad que se clasifica para una final mundialista de salto con pértiga, una especialidad de escaso arraigo en el país. Lanaro fue uno de los cuatro atletas repescados para la final sin necesidad de haber saltado la marca de calificación, que era de 5,70 metros. Por su buen concurso, le bastaron cinco centímetros menos para estar entre los ocho mejores del mundo.