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UN PAÍS EN LA MOCHILA, por Víctor Gago

El fiscal general del Estado debutó este jueves como analista político del entorno etarra. Si algo transmitió Cándido Conde Pumpido en su conferencia-desayuno de este jueves en el Foro de la Nueva Sociedad es que quien debe perseguir a los terroristas cree en la política más que en la Ley para acabar con ellos. No promover la ilegalización de la marca blanca de ETA en las últimas elecciones autonómicas, aseguró, fue un acierto, porque el Partido Comunista de las Tierras Vascas “no es la vía por la que está actuando Batasuna”. Su información o su olfato político le dicen que Batasuna pidió el voto para el PCTV sólo para “evitar que el PNV ocupase el espacio electoral de la izquierda abertzale”. De ahí, afirma Pumpido, que el Gobierno y la Fiscalía hiciesen lo correcto al desentenderse de las evidencias que probaron la identidad de ETA-HB y PCTV y que la Policía describió con todo lujo de detalles al Gobierno.

En vez de la siempre fatigosa ciencia de los hechos, el fiscal general del Estado ha descubierto el atajo de la doctrina política, para llegar antes a la verdad a la carta que necesita el Gobierno. En vez de leyes que persiguen el crimen y el abuso contra las personas, la nueva competencia de la Fiscalía del Estado son las ruedas de molino.
 
El tiempo ha demostrado que “aquellos agoreros que decían que Otegui iba a estar en el Parlamento presidiendo el PCTV” se han equivocado, zanjó Pumpido la cuestión de la estrategia de HB. Fiscal, juez y parte de la profecía al mismo tiempo, concluyó que ésta se ha revelado como “manifiestamente falsa, sin que nadie se haya disculpado aún”. Para Conde-Pumpido, que los etarras de Batasuna hayan intentado celebrar un congreso y montado una huelga ilegal demuestra que ETA ha elegido una vía política distinta del camuflaje en el PCTV.
 
Según se deduce de su razonamiento, es incompatible intentar un congreso y montar una huelga como HB, por un lado, y seguir en el Parlamento bajo la marca blanca de PCTV, por otro. En el pensamiento lógico de Pumpido, “A” y “B” son excluyentes, siempre que “A” sea igual a “Independencia” y “B” sea igual a “Justicia”.
 
La doctrina del fiscal general de Zapatero sobre el futuro de la Ley de Partidos no es menos elocuente de la capacidad de Conde-Pumpido como editorialista político. “Se debe procurar”, dijo, “que el efecto de la ley sea apartar a la política del País Vasco de la violencia”. Bajo una forma impecable, se esconde una vulgar falsedad, fruto del error del fiscal o de algo peor.
 
Porque no es cierto que el problema del País Vasco sea cómo apartar a la política de la violencia, sino cómo sacar a los violentos de la sociedad. “Apartar a la política de la violencia”, como atribuye Pumpido al espíritu de la Ley de Partidos, es asumir que la política, es decir, la democracia y la ley, no puede derrotar a los violentos y debe apartarse a un lugar seguro, mientras los fanáticos despliegan sus ideas fanáticas en la calle, las aulas, los centros de trabajo y los medios de comunicación. El mundo libre no combatió contra los nazis para que la democracia tuviese un lugar apartado y seguro en medio del genocidio, sino para derrotar y encarcelar a los genocidas, y para que sus ideas fueran expulsadas de una sociedad de personas libres. No hay ninguna referencia en la Ley de Partidos a “apartar a la política vasca de la violencia”, precisamente porque esa Ley se redactó con la finalidad contraria: extirpar a los violentos de la sociedad, incluido el Parlamento.
 
El Gobierno de Zapatero quiso nombrar un fiscal del Estado en Conde-Pumpido, pero lo que ha descubierto es un fino exegeta político de los enemigos del Estado. Su predisposición al embalaje de consignas alcanzó también a la investigación judicial sobre el 11-M.
 
Pumpido dejó claro que el Gobierno no quiere lastre en la mochila de Vallecas. El Ministerio Fiscal se opondrá a una petición de nulidad del sumario del 11-M “por parte de los abogados defensores de los acusados”. Es la misma idea –dar por sentado que la revisión del sumario sólo interesa a los defensores de los acusados – que el Alto Comisionado para las Víctimas, Gregorio Peces-Barba, y la presidenta de la Asociación 11-M, Pilar Manjón, han pregonado para identificar al PP con la estrategia del terrorismo. 
 
Las dudas sobre la prueba clave del sumario “no tienen nada que ver con la Justicia”, dijo el fiscal general, que las atribuyó a un “periodismo de ficción” cuyos hallazgos son “irrelevantes” para el proceso, y obedecen a “filtraciones parciales” de quienes “por un lado piden la verdad pero, por otro lado, cada vez que intenta cerrarse el sumario, hablan de que se cierra en falso”.

La mochila de Vallecas “no pesa nada, es tu hermana”, que decían, en plena cuestación, los reverendos misioneros de la Orden de San Juan de Dios. Se acercaban con una hucha amarilla, tintineante, y te adherían una mochila moral a la solapa, tuvieses o no tuvieses cambio. “No pesa nada, es tu hermana”. Una criatura de carga encontradiza y generosa, que apareció con una taza de caldo cuando España estuvo perdida en la nieve durante tres días. Un bulto sospechoso de patriotismo y ansia de paz, por cuyo aro cabe, contorsionándose, todo un país.  “No, mire, es que no llevo suelto…”; “No importa, hijo mío, también tenemos tarjetas pre-pago y algo de titadine para las ánimas benditas del purgatorio”.

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