L D (EFE) "Parte de su espalda entró por mi ventanilla", añadió el acusado, que recuerda que todo ocurrió "muy rápido" y no sabe qué le pudo pasar al deportista, "si vio una piedra o qué". Fernández, para quien el fiscal pide que sea condenado por una falta de homicidio por imprudencia leve y otra de lesiones por imprudencia leve a pagar una multa de veinte euros por día por cada una de ellas y a la privación del permiso de conducir durante ocho meses, declaró en la primera sesión del juicio, que ha comenzado en la Audiencia Provincial de Málaga.
Por su parte, la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP), el grupo deportivo Kelme y la familia Ochoa, que ejercen por separado la acusación particular, piden que Fernández sea condenado por un delito de homicidio imprudente y otro de lesiones imprudente. Según el testimonio del procesado, los ciclistas iban en paralelo y "no tiene certeza" de si la persona con la que impactó fue Javier o Ricardo, "pese a que todos los días pienso en el caso".
Añadió que él cree que sólo impactó con uno de los ciclistas y que no sabe qué ocurrió con el otro "que puede ser que se golpeara con alguna pieza de la bici siniestrada". Fernández mantiene que fue uno de los ciclistas quien invadió el carril cuando se encontraba a un metro aproximadamente y que en todo el recorrido ni recibió ni hizo llamada de teléfono alguna, y que en el momento de producirse el accidente no fumaba y estaba atento a la circulación, que era muy escasa.
Respecto a la velocidad a la que iba, no la pudo precisar con exactitud, ya que no miró el velocímetro, "aunque iba a una velocidad muy prudente", que calculó que rondaba los 60 kilómetros por hora "e iba en tercera". Sebastián Fernández atropelló con su vehículo a los hermanos Ochoa cuando los ciclistas del Kelme se entrenaban por las carreteras malagueñas, en el término municipal de Cártama en la carretera que une la localidad de Campillos y la capital, y como resultado del accidente, Ricardo falleció en el acto, mientras que su hermano Javier resultó muy grave.
En el juzgado también se encontraba hoy Javier Ochoa que tiene que declarar en calidad de testigo y que entregó un comunicado a través de un familiar en el que se aseguraba que está "hundido en la muerte pero vivo tras vivir un calvario tanto físico como mental". Respeto a su estado físico y psíquico, "pasando verdaderos calvarios" y con "limitaciones de sus secuelas que como cualquier joven quiere ocultar bien sean estéticas, físicas y psíquicas", y apostilla en el escrito que éstas últimas "son las peores".
Además se añade que sus objetivos son "luchar sin tirar la toalla y asumir los problemas a que se enfrentan todos los incapacitados, mirando con rabia al presente, pensando en su pasado". El escrito, firmado por Javier Ochoa, concluye que luchará "por lograr lo máximo en el que fue su deporte, pero en deporte adaptado, y conseguir el respeto que merecen de los demás, para él y sus nuevos compañeros, todos los incapacitados". El juicio se celebra en la Sala de Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga pero el juzgado encargado de celebrarlo es el de lo Penal número 8 de, y está previsto que la vista oral dure al menos hasta el día 24.
Por su parte, la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP), el grupo deportivo Kelme y la familia Ochoa, que ejercen por separado la acusación particular, piden que Fernández sea condenado por un delito de homicidio imprudente y otro de lesiones imprudente. Según el testimonio del procesado, los ciclistas iban en paralelo y "no tiene certeza" de si la persona con la que impactó fue Javier o Ricardo, "pese a que todos los días pienso en el caso".
Añadió que él cree que sólo impactó con uno de los ciclistas y que no sabe qué ocurrió con el otro "que puede ser que se golpeara con alguna pieza de la bici siniestrada". Fernández mantiene que fue uno de los ciclistas quien invadió el carril cuando se encontraba a un metro aproximadamente y que en todo el recorrido ni recibió ni hizo llamada de teléfono alguna, y que en el momento de producirse el accidente no fumaba y estaba atento a la circulación, que era muy escasa.
Respecto a la velocidad a la que iba, no la pudo precisar con exactitud, ya que no miró el velocímetro, "aunque iba a una velocidad muy prudente", que calculó que rondaba los 60 kilómetros por hora "e iba en tercera". Sebastián Fernández atropelló con su vehículo a los hermanos Ochoa cuando los ciclistas del Kelme se entrenaban por las carreteras malagueñas, en el término municipal de Cártama en la carretera que une la localidad de Campillos y la capital, y como resultado del accidente, Ricardo falleció en el acto, mientras que su hermano Javier resultó muy grave.
En el juzgado también se encontraba hoy Javier Ochoa que tiene que declarar en calidad de testigo y que entregó un comunicado a través de un familiar en el que se aseguraba que está "hundido en la muerte pero vivo tras vivir un calvario tanto físico como mental". Respeto a su estado físico y psíquico, "pasando verdaderos calvarios" y con "limitaciones de sus secuelas que como cualquier joven quiere ocultar bien sean estéticas, físicas y psíquicas", y apostilla en el escrito que éstas últimas "son las peores".
Además se añade que sus objetivos son "luchar sin tirar la toalla y asumir los problemas a que se enfrentan todos los incapacitados, mirando con rabia al presente, pensando en su pasado". El escrito, firmado por Javier Ochoa, concluye que luchará "por lograr lo máximo en el que fue su deporte, pero en deporte adaptado, y conseguir el respeto que merecen de los demás, para él y sus nuevos compañeros, todos los incapacitados". El juicio se celebra en la Sala de Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga pero el juzgado encargado de celebrarlo es el de lo Penal número 8 de, y está previsto que la vista oral dure al menos hasta el día 24.
Javier Ochoa no recuerda cómo sucedió el accidente
El hermano del fallecido y también ciclista Javier Ochoa, que resultó muy grave en un accidente, ha declarado ante el juez que no recuerda cómo ocurrieron los hechos y relató que el suceso ha cambiado su vida y le ha dejado secuelas físicas y psíquicas. Ochoa, que declaró en calidad de testigo dijo que desde el accidente no puede trabajar, no tiene amigos ni novia y que no sabe ni leer ni escribir.
El ciclista relató que cuando se entrena necesita estar acompañado, que sufre problemas de equilibrio y que padece jaquecas y dolores. Por su parte, su padre que también declaró durante el juicio señaló que desde el accidente su hijo ha perdido emotividad, necesita a alguien que esté siempre con él y confirmó que sufre dolores y jaquecas.
Las declaraciones de padre e hijo se suman a un comunicado que entregó esta mañana un familiar de Ochoa en el que se aseguraba que Javier está "hundido en la muerte 'pero vivo tras vivir un calvario tanto físico como mental'". El juicio se celebra en la Sala de Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga pero el juzgado encargado de celebrar el juicio es el de lo Penal número 8 de y está previsto que la vista oral continúe varios días.
El ciclista relató que cuando se entrena necesita estar acompañado, que sufre problemas de equilibrio y que padece jaquecas y dolores. Por su parte, su padre que también declaró durante el juicio señaló que desde el accidente su hijo ha perdido emotividad, necesita a alguien que esté siempre con él y confirmó que sufre dolores y jaquecas.
Las declaraciones de padre e hijo se suman a un comunicado que entregó esta mañana un familiar de Ochoa en el que se aseguraba que Javier está "hundido en la muerte 'pero vivo tras vivir un calvario tanto físico como mental'". El juicio se celebra en la Sala de Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga pero el juzgado encargado de celebrar el juicio es el de lo Penal número 8 de y está previsto que la vista oral continúe varios días.