Alonso lamentó no haber podido sacar partida del segundo repostaje, en el que el equipo pensaba que estaba la clave: "Cambiamos de estrategia y paramos seis o siete vueltas antes de lo previsto. Pensábamos que iba a funcionar, y yo creo que ésa era la mejor opción. Estuvo a punto de salir, pero no fue posible". Sobre este cambio de estrategia dijo: "Es que en ese momento Michael estaba rodando en 1:27.5, y en una vuelta hubiese sido posible pasarla. Pero en la vuelta que yo paré rodó en 1:25.8, así que o antes estaba de paseo o hizo algo diferente. Luego Ferari copió nuestra estretegia y ya no hubo nada que hacer".
"Fue una decisión del equipo... con la que estoy de acuerdo, ¿eh?", precisó Alonso con una sonrisa. A juicio de Alonso los Ferrari "siempre han ido bien en Imola, tengan o no un buen año", pero agregó que "tendrán que confirmarlo en las próximas tres o cuatro carreras". "Yo espero tener más luchas con McLaren y Honda que con Ferrari y además creo que los neumáticos Michelin van algo mejor". Sin embargo, Alonso cree que éste ha sido "un fin de semana perfecto" para él, porque ha reforzado su liderato al frente del campeonato en el que defiende el título.
"Estos ocho puntos que he sumado son muy buenos para mí, ya que aumentado mi ventaja sobre el segundo clasificado. Llevamos dos victorias y dos segundos puestos en las cuatro primeras carreras: como para no estar contento. Esa vez estábamos en 'territorio comanche' y veníamos a salvar el mayor número posible de puntos", dijo Alonso. "Vine para ganar puntos a Fisichella y Raikkonen, que estaban igualados en el segundo puesto del campeonato. Al primero le he sacado cuatro y al segundo, siete. Ahora en Nürburgring el objetivo será sacarle puntos a Michael, que es el que ahora va segundo", agregó. "En el Gran Premio de Europa tendré el nuevo motor y ganaré cinco o seis caballos más, lo que supone una décima ganada por vuelta", dijo para finalizar.