L D (EFE) Durante dos horas y a petición propia, Sarkozy fue interrogado este martes por los jueces Jean-Marie D'Huy y Henri Pons, quienes tratan de desenmascarar a los delatores que en 2004 acusaron falsamente al ministro y a otros políticos, industriales y agentes secretos de poseer cuentas bancarias en el extranjero con fondos provenientes de la corrupción.
Sarkozy, que este martes por la noche en un mitin pronunciará en la ciudad del sur de Francia Nimes su discurso presidencialista "Por Francia", está "absolutamente determinado" a que se sepa "toda la verdad, cualquiera que sea el precio político", añadió su abogado Thierry Herzog. Sin esperar a las conclusiones de la investigación y coincidiendo con la declaración ante los jueces de Sarkozy, que se constituyó parte civil en este asunto el 31 de enero pasado, su consejero político, Francois Fillon, apuntaba a Villepin, aunque sin citarlo, como el beneficiario de esa maquinación contra Sarkozy.
Fillon estimó que "alguien" había "utilizado medios desviados para intentar descalificar a Sarkozy" en la carrera electoral a las Presidenciales de 2007. "Alguien –añadió- que no tenía sin duda mucha ética y que dudaba de su talento para poder afrontar a Sarkozy de forma leal". Villepin debe aportar "pruebas irrefutables" de que no está implicado en esta trama y, de lo contrario, el presidente francés, Jacques Chirac, debe cambiar de primer ministro, sentenció Fillon.
Para Villepin todo este "tumulto" no tiene "mucha importancia", o al menos eso es lo único que dijo hoy públicamente el primer ministro, quien visiblemente ha cambiado de estrategia tras la defensa muy combativa de su persona que practicó la semana pasada. Ajeno a la presión, a las fisuras dentro de su propia mayoría y a la moción de censura con la que amenazan los socialistas, Villepin mantiene su estoicidad y su agenda: mañana irá a Londres a cenar con su colega británico, Tony Blair.
Oficialmente, el Elíseo no tiene entre sus planes un cambio de primer ministro, pese a que la prensa se ha hecho eco ampliamente estos días de los rumores que citan a Sarkozy u otros políticos como posibles sustitutos de Villepin. Esos rumores son pura "intoxicación" para el centrista Maurice Leroy, quien está convencido de que Chirac exprimirá a Villepin "hasta el final" en este último año de su segundo mandato.
Pero esta trama, también conocida como "caso Clearstream", está lejos de agotarse. Otras personalidades políticas, que también se han constituido como parte civil en esta investigación por "denuncia calumniosa", serán interrogadas en los próximos días por D'Huy y Pons, quienes, según el vespertino "Le Monde", han constatado la desaparición de documentos del procedimiento.
Ante los magistrados pasarán entre otros, los socialistas Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius, el liberal Alain Madelin y el ex ministro de Interior Jean-Pierre Chevenement. Este último considera que en esta historia los políticos son "víctimas colaterales" de una "manipulación" cuyo principal objetivo era la conquista del poder en el grupo europeo EADS.
No se descarta tampoco que sea citado por los jueces el propio Villepin, quien la semana pasada reconoció que en enero de 2004 encargó una investigación confidencial sobre el famoso listado de cuentas corrientes falsificadas. Ese mismo listado fue enviado por unos meses más tarde por un comunicante anónimo al juez que investigaba las comisiones ilegales pagadas en la venta de seis fragatas de Thomson a Taiwán en 1991.
Sarkozy, que este martes por la noche en un mitin pronunciará en la ciudad del sur de Francia Nimes su discurso presidencialista "Por Francia", está "absolutamente determinado" a que se sepa "toda la verdad, cualquiera que sea el precio político", añadió su abogado Thierry Herzog. Sin esperar a las conclusiones de la investigación y coincidiendo con la declaración ante los jueces de Sarkozy, que se constituyó parte civil en este asunto el 31 de enero pasado, su consejero político, Francois Fillon, apuntaba a Villepin, aunque sin citarlo, como el beneficiario de esa maquinación contra Sarkozy.
Fillon estimó que "alguien" había "utilizado medios desviados para intentar descalificar a Sarkozy" en la carrera electoral a las Presidenciales de 2007. "Alguien –añadió- que no tenía sin duda mucha ética y que dudaba de su talento para poder afrontar a Sarkozy de forma leal". Villepin debe aportar "pruebas irrefutables" de que no está implicado en esta trama y, de lo contrario, el presidente francés, Jacques Chirac, debe cambiar de primer ministro, sentenció Fillon.
Para Villepin todo este "tumulto" no tiene "mucha importancia", o al menos eso es lo único que dijo hoy públicamente el primer ministro, quien visiblemente ha cambiado de estrategia tras la defensa muy combativa de su persona que practicó la semana pasada. Ajeno a la presión, a las fisuras dentro de su propia mayoría y a la moción de censura con la que amenazan los socialistas, Villepin mantiene su estoicidad y su agenda: mañana irá a Londres a cenar con su colega británico, Tony Blair.
Oficialmente, el Elíseo no tiene entre sus planes un cambio de primer ministro, pese a que la prensa se ha hecho eco ampliamente estos días de los rumores que citan a Sarkozy u otros políticos como posibles sustitutos de Villepin. Esos rumores son pura "intoxicación" para el centrista Maurice Leroy, quien está convencido de que Chirac exprimirá a Villepin "hasta el final" en este último año de su segundo mandato.
Pero esta trama, también conocida como "caso Clearstream", está lejos de agotarse. Otras personalidades políticas, que también se han constituido como parte civil en esta investigación por "denuncia calumniosa", serán interrogadas en los próximos días por D'Huy y Pons, quienes, según el vespertino "Le Monde", han constatado la desaparición de documentos del procedimiento.
Ante los magistrados pasarán entre otros, los socialistas Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius, el liberal Alain Madelin y el ex ministro de Interior Jean-Pierre Chevenement. Este último considera que en esta historia los políticos son "víctimas colaterales" de una "manipulación" cuyo principal objetivo era la conquista del poder en el grupo europeo EADS.
No se descarta tampoco que sea citado por los jueces el propio Villepin, quien la semana pasada reconoció que en enero de 2004 encargó una investigación confidencial sobre el famoso listado de cuentas corrientes falsificadas. Ese mismo listado fue enviado por unos meses más tarde por un comunicante anónimo al juez que investigaba las comisiones ilegales pagadas en la venta de seis fragatas de Thomson a Taiwán en 1991.