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Nuevas revelaciones sobre el escándalo Clearstream ponen de nuevo en aprietos a Villepin

La multiplicación de entrevistas a la prensa del personaje clave en el escándalo Clearstream pone de nuevo al primer ministro francés, Dominique de Villepin, en aprietos. Jean-Louis Gergorin, quien dejó hace nueve días la vicepresidencia del grupo aeronáutico y armamentístico europeo EADS, afirmó a los diarios Libération y Le Figaro que Villepin se opuso expresamente a que el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, fuese informado de la investigación confidencial que encargó sobre unos listados de la sociedad de pagos y compensaciones luxemburguesa Clearstream.

La multiplicación de entrevistas a la prensa del personaje clave en el escándalo Clearstream pone de nuevo al primer ministro francés, Dominique de Villepin, en aprietos. Jean-Louis Gergorin, quien dejó hace nueve días la vicepresidencia del grupo aeronáutico y armamentístico europeo EADS, afirmó a los diarios Libération y Le Figaro que Villepin se opuso expresamente a que el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, fuese informado de la investigación confidencial que encargó sobre unos listados de la sociedad de pagos y compensaciones luxemburguesa Clearstream.
L D (EFE) En esas entrevistas, que inició este jueves en Le Parisien, Gergorin reconoce, por otra parte, lo que era un secreto a voces desde hacia dos años: que fue él quien envió a la justicia las dos primeras cartas anónimas (hubo cinco) para denunciar una "gigantesca red de blanqueo de dinero", de cuya existencia aún está convencido. El nombre de Sarkozy aparecía en uno de los famosos listados como beneficiario de cuentas bancarias en el extranjero con fondos ilícitos, algo que después se demostró que era falso.
 
Tras meses y meses en bambalinas, Gergorin sale ahora a escena para precisar su importante papel en este culebrón político-judicial que envenena al Gobierno y que los franceses siguen con desinterés o irritación, según indican diferentes estudios de opinión. Este caso, que después se ha demostrado que era una trama para perjudicar a industriales y políticos, incluido Sarkozy, arrancó en noviembre de 2002 cuando Gergorin –según su versión– es informado de la existencia de una red con oligarcas rusos contra EADS.
 
En julio de 2003 su "fuente", que no identifica, pero que la prensa sospecha que es el informático Imad Lahoud, le entrega una primera lista de cuentas de Clearstream con unos "60 o 70 nombres". Ahí aparecen los nombres de sus dos enemigos industriales (Alain Gomez del grupo Thomson y Philippe Delmas de Airbus), los políticos Dominique Strauss-Kahn, Alain Madelin y Jean-Pierre Chevenement, así como la cantante Alizée y la actriz Laetitia Casta, entre otros.
 
En octubre de 2003, Gergorin entra en contacto con el general Philippe Rondot, un viejo conocido y coordinador entonces de los servicios secretos dependientes del Ministerio de Defensa (DGSE), a quien define como su "primer" y "gigantesco error de casting". Decepcionado por los escasos avances de Rondot, quien desde muy pronto expresó sus reservas sobre la veracidad de las acusaciones, Gergorin cometió lo que define como su "segundo error": alertar a Villepin, quien entonces era ministro de Asuntos Exteriores. Villepin, que "se mostró enseguida muy interesado", según Gergorin, les citó el 9 de enero de 2004 en su despacho ministerial.
 
En esa reunión, Gergorin –obsesionado en destinar medios técnicos para avanzar en las pesquisas que Rondot llevaba en solitario– dice que sugirió que se implicase también a la DST (servicios secretos dependientes del Ministerio de Interior), en manos de Sarkozy. Según él, Villepin respondió: "No, Sarkozy estaría al corriente". En las notas de Rondot sobre esa reunión –incautadas por la justicia y publicadas por la prensa– el general escribió: "Fijación sobre Nicolas Sarkozy (...) una cuenta acoplada (?): Nicolas Sarkozy, Stéphane Bocsa- a precisar".
 
Pese a esa nota, los tres –Gergorin, Villepin y Rondot, que se conocen desde hace varias décadas– mantienen que el nombre de Sarkozy no fue citado en esa reunión en relación con los listados. En sus confesiones a la prensa, Gergorin dice que "Nagy" y "Bocsa", el apellido completo de Sarkozy, venía en el listado de 33.000 cuentas bancarias que su fuente le pasó en abril de 2004. Es en esa fecha cuando Gergorin comete lo que denomina su "tercer error" y una "idiotez": involucrar al juez Renaud Van Ruymbeke, que tenía a su cargo el sumario sobre las comisiones pagadas por la venta de seis fragatas de Thomson a Taiwán en 1991. Tras reunirse tres veces en secreto con Van Ruymbeke, ambos convienen el envío bajo cobertura de anonimato de los listados.
 
En el primero –mayo de 2004– Gergorin denuncia un "grupo mafioso" y envía la primera lista. En el segundo, que titula "el baile de los crápulas", selecciona 895 de los 33.000 citados de la segunda lista, incluido "Nagy" y "Bocsa", y lo remite un mes más tarde. Una versión de los hechos a la que, por el momento, ninguno de los aludidos ha replicado. Villepin y Sarkozy, en visita a La Reunión y a África, respectivamente, regresan esta noche a París, mientras que el presidente, Jacques Chirac, a quien este asunto también le ha salpicado, ha pedido a varios ministros que no abandonen París y que estén localizables este fin de semana, según Le Monde.

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