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El PP quiere que los catalanes perciban como peligros los derechos de ser una nación

Los populares catalanes han preparado ya su campaña previa al referéndum sobre el nuevo Estatuto en la que defenderá el "no" a un proyecto que es "malo" para los españoles y "muy malo" para los catalanes. Así, ya han elaborado distintos documentos para repartir entre los populares en los que se avisa, entre otras cosas, de que si se acepta el término "nación", Cataluña podrá obtener en un futuro derechos de Estado como ser titular de las relaciones internacionales o tener "unas Fuerzas Armadas propias", sistema fiscal propio o poder judicial propio.

Los populares catalanes han preparado ya su campaña previa al referéndum sobre el nuevo Estatuto en la que defenderá el "no" a un proyecto que es "malo" para los españoles y "muy malo" para los catalanes. Así, ya han elaborado distintos documentos para repartir entre los populares en los que se avisa, entre otras cosas, de que si se acepta el término "nación", Cataluña podrá obtener en un futuro derechos de Estado como ser titular de las relaciones internacionales o tener "unas Fuerzas Armadas propias", sistema fiscal propio o poder judicial propio.
L D (Europa Press) "Si se acepta que Cataluña es una nación, tendrá derecho como tal nación a todo lo que tienen las naciones: que la soberanía resida en el pueblo catalán y no en el pueblo español -se agrega-; que tenga un Estado como suprema organización política (art.2.2); que tenga un sistema fiscal propio (arts.201 y siguientes); que tenga un Poder Judicial independiente (arts. 95 y siguientes); que sea titular de las relaciones internacionales y con la Unión Europea y, en su momento, unas Fuerzas Armadas Propias".
  
En el argumento "Cataluña como nación", al que tuvo acceso Europa Press, se recalca que "no es cierto" que el Parlamento catalán haya recogido "el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña" en el Preámbulo estatutario, que dice: "El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación. La Constitución española, en su artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Cataluña como nacionalidad".
  
"Las encuestas coinciden en señalar que el 50 por ciento de esa ciudadanía no siente a Cataluña como nación -se argumenta desde el PP-. No se recoge el sentimiento y la voluntad de los ciudadanos españoles. No es cierto que el artículo 2 de la Constitución reconozca 'la realidad nacional de Cataluña como nacionalidad' (...)'.
  
A juicio de los populares, tampoco es "exacto" que el Parlamento haya definido como nación a Cataluña "de forma ampliamente mayoritaria", puesto que entre esa mayoría se computan los diputados del PSC, "que votaron que Cataluña es una nación pero, en el Congreso de los Diputados, el Grupo Socialista votó algo distinto, lo que no constituye precisamente un ejemplo de congruencia y unidad".
 
"Fraude de interpretación" en el preámbulo
  
En el citado documento interno se establece, además, que el Preámbulo del Estatuto incurre en "fraude de interpretación" del artículo 2 de la Carta Magna "al equiparar el término nacionalidad al concepto de nación, configurando a Cataluña como un ente preexistente a la Constitución y cuyo autogobierno tiene una legitimidad anterior a ella".
  
"El Estatuto ha utilizado el Preámbulo para interpretar el artículo 2 de la Constitución, dándole un efecto no previsto en el mismo, pues el término nacionalidad no equivale a nación, de manera que una norma de rango inferior interpreta otra de rango superior haciéndolas equivalentes e introduciendo una doble presuposición: Que Cataluña sea realmente una nación (con independencia de lo que la ciudadanía crea o sienta), y que eso surja del Estatuto hacia la Constitución", enfatiza.
 
"Un paso adelante hacia la secesión"
 
El documento sostiene que es "indiferente" la polémica sobre el "valor" de los Preámbulos, ya que los nacionalistas consideran que a partir de la aprobación del Estatuto, Cataluña "es una nación porque así lo ha aprobado su Parlamento y está reconocida tal aprobación en el Estatuto de Autonomía".
  
En la misma línea, alertan sobre la creencia del nacionalismo de que introducir ese concepto conlleva "un paso adelante hacia la independencia y secesión". "Con ello, el Estado de las Autonomías ha saltado por los aires, pero no porque se haya optado desde la Constitución por otro modelo de organización territorial, sino porque una nueva organización territorial ha venido impuesta con la modificación del Estatuto catalán", apostillan.
  
"Para considerar a Cataluña como nación, habría que modificar previamente la Constitución y regular en ella un nuevo modelo de organización territorial --continúan--, dado que en el actualmente vigente, el de las autonomías, sólo tienen cabida las nacionalidades y regiones, pero no supuestas naciones distintas de la española".
 
Bilateralidad: "ingobernabilidad" de Estado
  
En un segundo documento bajo el título "bilateralidad y cosoberanía", recogido por Europa Press, se asegura que "si toda nación requiere un Estado, como suprema organización política, y el Estatuto reconoce a la Generalidad como el Estado catalán, es lógico que regule las relaciones bilaterales con el Estado español".
  
Tras determinar que la bilateralidad en las relaciones Cataluña-España es "la cuestión de mayor calado después de la nación", se estima que la opción del nuevo Estatuto catalán es "claramente la de un Estado Federal asimétrico"·.
  
"Esta pretendida relación bilateral afecta, de manera directa, a la soberanía del pueblo español al reducir las competencias de las Cortes Generales, condicionando a la conformidad de la Generalidad proyectos de Ley ordinarias, Leyes Básicas, Leyes Orgánicas o la Ley de Presupuestos --aducen--. Sería necesaria una previa reforma constitucional que modificara las competencias exclusivas del Estado y el Parlamento españoles".
  
Finalmente, el PP concluye que la bilateralidad conduce a la "ingobernabilidad del Estado" puesto que se deja "en manos de una parte" el derecho a vetar u obstaculizar "todo aquello que, siendo de interés general, no satisfaga al interés particular y localista".

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