L D (Europa Press) Para poder acogerse a esta medida extraordinaria --de la que ya disfruta María Jesús Lastra Lamar, una transexual gijonesa que cumple condena en un módulo de mujeres de la cárcel de Villabona a pesar de conservar los genitales masculinos-- se deberá acreditar previamente, mediante informes de valoración médica y psicológica, que la identidad psicosocial de género no coincide con su identidad oficial de sexo.
Una vez acreditada esta condición, que no implica una nueva identidad jurídica, la presa podrá solicitar su ingreso en un módulo correspondiente a su nueva condición. En la práctica, esta medida sólo afectará a mujeres ya que en la actualidad no hay constancia de la existencia de transexuales masculinos encarcelados.
La persona interesada deberá solicitar, mediante un impreso, su reubicación dentro del centro penitenciario y, en caso de que éste carezca de un módulo adecuado para su "condición psicosocial", su traslado a otra prisión. Deberán aportar, para ello, su realidad fisiológico-sexual, así como su disonancia entre el género fisiológico de origen y el sentido psicológicamente, entre otras cuestiones.
Entre los derechos que se reconocerán a la interna figuran la práctica de cacheos por métodos electrónicos que, en todo caso, serán respetando la identidad de género reconocida; el acceso a los servicios especializados de salud para el proceso de transexualización y la recepción del tratamiento endocrinológico prescrito por los servicios de salud.