L D (EFE) Resistió el Tau hasta el final, aunque sin premio. Se repuso a la baja del turco Serkan Erdogan, con un esguince de tobillo; a las madrugadoras faltas de sus pívots titulares -Tiago Splitter y Luis Scola- y a la tremenda presión ambiental del Martín Carpena para plantar cara y buscar el empate en la eliminatoria. Sin embargo, cayó en el acelerón final de los andaluces. Vitoria todavía recuerda -no la olvidará nunca- la derrota del año pasado frente al Real Madrid en los estertores del quinto partido, pero ahora mismo es la única baza que le queda al equipo del croata Velimir Perasovic: refugiarse en el factor cancha para intentar el milagro.
Los alaveses, en realidad, tienen argumentos para pensar que aún pueden llevarse la Liga aunque pierdan por 2-0. Perasovic tuvo que sacar de casa a Pablo Prigioni para compensar la ausencia de Erdogan aunque su estado físico todavía está en franja de mínimos. El base que ha dirigido los dos títulos conquistados por el Tau esta temporada -Supercopa y Copa del Rey- se hizo notar. Pero también el montenegrino Predrag Drobnjak, que no había debutado en la final y que apareció como un ángel salvador en el juego interior. Eso sí, todas las virtudes y méritos del Tau encontraron réplica en un Unicaja que volvió a ser demoledor en el momento decisivo y que entró, sin ningún miedo, al intercambio de golpes y canastas que presidió este vibrante segundo asalto de la final. Sin duda, es una batalla de equipos ganadores y campeones.
La pizarra de Sergio Scariolo tendió una tela de araña sobre Scola y, a partir de ahí, empezó a complicar la existencia a los alaveses. Scola y Splitter ya había cumplido dos faltas a los seis minutos. Tenía mala pinta para el Tau. Pero el equipo de Perasovic dio su primera muestra de ambición y calidad porque Drobnjak entró en la pista y rompió los esquemas locales, que no contaban con una irrupción de esa naturaleza desde el banco.
También el Tau seguía con unas y dientes al puertorriqueño Daniel Santiago. Después de Drobnjak llegó el húngaro Kornel David y el Tau pasó de dominado a dominador (19-20, m.20), agarrado también a un rebote superior. Prigioni ya había entrado en la contienda en el primer cuarto. El choque empezó a moverse en diferencias muy cortas, con una gran presión defensiva en las dos zonas, grandes acciones individuales y toda la intensidad y emoción de una final por el título de Liga.
Sólo dos puntos separaban los registros del Unicaja y del Tau al terminar el tercer tramo. Se estaba jugando un baloncesto titánico que acabó decretando ganador en una impresionante racha final de los malagueños. El estadounidense Marcus Brown hizo el 79-74 (m.39), Scola puso el 79-76 (m.40) y, en una jugada de libro a cargo de Berni Rodríguez -excelente partido el suyo, como el de Sergi Vidal, su alter ego en las filas vitorianas- y de Pepe Sánchez, que acertó desde la esquina con el triple decisivo (82-76). El miércoles espera Vitoria. Ultimátum para el Tau y primer match-ball para el Unicaja.
Los alaveses, en realidad, tienen argumentos para pensar que aún pueden llevarse la Liga aunque pierdan por 2-0. Perasovic tuvo que sacar de casa a Pablo Prigioni para compensar la ausencia de Erdogan aunque su estado físico todavía está en franja de mínimos. El base que ha dirigido los dos títulos conquistados por el Tau esta temporada -Supercopa y Copa del Rey- se hizo notar. Pero también el montenegrino Predrag Drobnjak, que no había debutado en la final y que apareció como un ángel salvador en el juego interior. Eso sí, todas las virtudes y méritos del Tau encontraron réplica en un Unicaja que volvió a ser demoledor en el momento decisivo y que entró, sin ningún miedo, al intercambio de golpes y canastas que presidió este vibrante segundo asalto de la final. Sin duda, es una batalla de equipos ganadores y campeones.
La pizarra de Sergio Scariolo tendió una tela de araña sobre Scola y, a partir de ahí, empezó a complicar la existencia a los alaveses. Scola y Splitter ya había cumplido dos faltas a los seis minutos. Tenía mala pinta para el Tau. Pero el equipo de Perasovic dio su primera muestra de ambición y calidad porque Drobnjak entró en la pista y rompió los esquemas locales, que no contaban con una irrupción de esa naturaleza desde el banco.
También el Tau seguía con unas y dientes al puertorriqueño Daniel Santiago. Después de Drobnjak llegó el húngaro Kornel David y el Tau pasó de dominado a dominador (19-20, m.20), agarrado también a un rebote superior. Prigioni ya había entrado en la contienda en el primer cuarto. El choque empezó a moverse en diferencias muy cortas, con una gran presión defensiva en las dos zonas, grandes acciones individuales y toda la intensidad y emoción de una final por el título de Liga.
Sólo dos puntos separaban los registros del Unicaja y del Tau al terminar el tercer tramo. Se estaba jugando un baloncesto titánico que acabó decretando ganador en una impresionante racha final de los malagueños. El estadounidense Marcus Brown hizo el 79-74 (m.39), Scola puso el 79-76 (m.40) y, en una jugada de libro a cargo de Berni Rodríguez -excelente partido el suyo, como el de Sergi Vidal, su alter ego en las filas vitorianas- y de Pepe Sánchez, que acertó desde la esquina con el triple decisivo (82-76). El miércoles espera Vitoria. Ultimátum para el Tau y primer match-ball para el Unicaja.