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Honchar resurge de sus cenizas y viste de amarillo en el Tour con una victoria en la contrarreloj de Rennes

Después de pasarse un año en blanco, el ucraniano Sergey Honchar (T-Mobile) ha reverdecido viejos laureles al imponerse en la séptima etapa del Tour de Francia, una contrarreloj de 52 kilómetros entre las localidades de Saint Gregoire y Rennes, mientras que muchos de los favoritos se han hundido en el anonimato. Un triunfo que le sirve a Honchar, de 36 años y que fue campeón del mundo de contrarreloj en 2000, para arrebatar el maillot amarillo de líder al belga Tom Boonen (Quick Step).

Después de pasarse un año en blanco, el ucraniano Sergey Honchar (T-Mobile) ha reverdecido viejos laureles al imponerse en la séptima etapa del Tour de Francia, una contrarreloj de 52 kilómetros entre las localidades de Saint Gregoire y Rennes, mientras que muchos de los favoritos se han hundido en el anonimato. Un triunfo que le sirve a Honchar, de 36 años y que fue campeón del mundo de contrarreloj en 2000, para arrebatar el maillot amarillo de líder al belga Tom Boonen (Quick Step).
L D (EFE) En el primer examen importante del Tour, resurgió el "viejo" Honchar, afincado en Italia, para ofrecer lo mejor de su repertorio, dos años después de su última victoria cronometrada, en el Giro, y después de un año en blanco. Honchar, profesional desde 1996, sorprendió a todo el mundo y se impuso con un tiempo ganador de una hora, un minuto y 43 segundos, poco más de un minuto mejor que el estadounidense Floyd Landis (Phonak), el único de los favoritos que salvó el tipo.
 
La tercera plaza fue para el campeón alemán de la especialidad, Sebastian Lang (Gerolsteiner) al llegar a 1:04. Si la primera semana cumplió los pronósticos con los esprinters, la contrarreloj de Rennes ofreció unos resultados sorprendentes. Por ejemplo, el triple campeón mundial, el australiano Michael Rogers (T-Mobile) sólo puso ser cuarto en un circuito que le venía como anillo al dedo. Llegó a 1:24, perdido y sin disputar el triunfo en ningún momento.
 
En el Discovery Channel el descalabro fue total: el italiano Savoldelli (decimonoveno) se dejó en el camino 2:12, el americano George Hincapie 2:42 y el ucraniano Yaroslav Popovych 3:17, diferencias que les retira la condición de favoritos hasta que no demuestren lo contrario. Tampoco le fue bien al estaodunidense David Zabriskie (CSC), que encabezaba muchas apuestas. La decimotercera plaza a 1:57 fue anormal para un corredor de su capacidad; y el misterio sin resolver fue el de Levy Leipheimer, del Gerolsteiner, que perdió más de seis minutos. El ganador de la Dauphiné Liberé no acabará primero en el Tour. De los cuatro primeros en la crono de la citada carrera, sólo Landis se salvó de la quema.

En cuanto a los españoles, Carlos Sastre (CSC) se convirtió en la referencia española para el futuro de este Tour, y también en la alegría del equipo danés, que perdió por una caída a Bobby Julich. Entró decimoctavo a 2:11 del ganador, mientras que Óscar Pereiro (Illes Balears) perdió 2:41, Rubiera (Discovery) 3:06 y Egoi Martínez 3:13. Iván Mayo (Euskaltel) cedió 5:37 y, por lo tanto, se puede olvidar del podio. Por contra, el T-Mobile y los alemanes asaltaron el top-ten de la etapa con seis hombres, con Sinkewitz quinto, el campeón mundial Marcus Fhoten (Gerolsteiner) séptimo y Kloeden octavo.

En la general, Sergei Honchar manda con una ventaja de un minuto respecto a Landis y de 1:08 sobre Michael Rogers, segundo y tercero, respectivamente. El primer español es Sastre, decimosexto a 2:27, y Pereiro es el siguiente dos puestos después a 2:57, ambos en espera de días más felices en la montaña. El primer test importante del Tour cambió el mapa de favoritos y situó a Landis, el ex protegido de Armstrong, como candidato número uno. Ni Leipheimer, ni Hincapie, ni Popovych demostraron potencial en la solitaria lucha contra el reloj. Las miradas se centrarán ahora en el líder del Phonak, y en la labor del T-Mobile, que sin Jan Ullrich, vive con solvencia. Ahí tiene al líder y a Andreas Kloeden, que ya conoce el podio del Tour, pues fue segundo en 2004.

El Tour ha cerrado, pues, la primera semana sin nada decidido y cortas diferencias en la general. La carrera está abierta al pronóstico, y también a las sorpresas, como la de Rennes, donde resurgió de sus cenizas un campeón mundial de impecable acento italiano. Este domingo se disputará la octava etapa, de 181 kilómetros y unirá las localidades de Saint Méen le Grand y Lorient. Se trata de un perfil ondulado en las tres cuartas partes del recorrido y final apto para otra llegada masiva, siempre y cuando no cuaje alguna de las aventuras habituales en este Tour de Francia 2006.

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