(Libertad Digital) Raúl, de 75 años, se ha encontrado en la necesidad de ocupar el cargo de su hermano, mientras convalecía de una hemorragia interna. Carente por completo del carisma de Fidel, odiado francamente por gran parte de los cubanos, condicionado por el alcoholismo que le ha producido una cirrosis, y torpe en sus comunicaciones con el público para las que no está dotado, Raúl Castro había evitado la aparición en público desde que recibió de su hermano los poderes de la dictadura de Cuba.
Aparecer en público hubiera dado la sensación de que el traspaso de poderes es definitivo, pero no hacerlo ha contribuido en no poca medida a disparar multitud de rumores sobre lo que ocurre en los entresijos del régimen tiránico. Esta ausencia se ha roto este sábado, cuando dejaba que su imagen fuera captada por las cámaras de la maquinaria propagandística cubana, recibiendo al presidente de Venezuela y fiel aliado de la dictadura, Hugo Chávez.
Este gesto ha coincidido con las primeras imágenes de castro tras su convalecencia, las que desmienten el rumor de su muerte, sacadas a la luz precisamente el día de su 80 cumpleaños. Un nuevo motivo para la enésima demostración del régimen de exaltación del caudillo.