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"OS DESEO UN FELIZ AÑO", por Víctor Gago

(Libertad Digital-Víctor Gago) El presidente del Gobierno ha elegido un mitin de su partido en Canarias para hablar de sus tratos con ETA, mientras el resto del país aún desconoce a qué se refiere la banda cuando, en su último comunicado, menciona compromisos sobre autodeterminación, beneficios para presos y anexión de Navarra al País Vasco. José Luis Rodríguez Zapatero, bronceado, relajado y sonriente, no lo ha aclarado y se ha limitado a transmitir a su parroquia una idea que, en la práctica, puede significar cualquier cosa: que su "único camino" para "llegar a la paz" es "el de la legalidad y de la democracia en todos y cada uno de sus principios, empezando por la Ley de Partidos". Entre halagos al pueblo español, "lleno de sabiduría"; a la Guardia Civil y Cruz Roja, de los que se acordó por "toda su entrega y capacidad humanitaria" con los inmigrantes; y a los canarios, que "quieren demostrar a España y Europa lo mejor de sí mismos", el presidente se enorgulleció de "decir siempre la verdad a los ciudadanos" como la primera virtud de su Gobierno.
 
Rodríguez Zapatero no ha aclarado ninguno de los interrogantes abiertos por el último comunicado de ETA. Así como eligió un corrillo de periodistas, el pasado 29 de junio, para anunciar el comienzo oficial de la negociación con ETA –según la propia banda terrorista, llevan años negociando con el PSOE y bastante más que un mes y medio con el Gobierno– , este sábado ha elegido un mitin para renovar su brindis por la paz, a pesar de las amenazas vertidas por la organización terrorista en el comunicado difundido este viernes en Gara, en el que los asesinos advierten con que "ETA responderá" si el Gobierno no se aviene a sus exigencias sobre autodeterminación, beneficios para los presos y anexión de Navarra al País Vasco.
 
Rodríguez Zapatero se limitó a reproducir lugares comunes sobre la paz, la no violencia, el diálogo y la democracia. "El único camino que vamos a transitar para llegar a la paz, al fin de la violencia, es el camino de la legalidad y de la democracia, en todos y cada uno de los principios, empezando por la Ley de Partidos", dijo el presidente en el auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, sin que la frase aclare gran cosa, puesto que el "camino de la legalidad y de la democracia" es el mismo que invocó el pasado 29 de junio cuando anunció que respetará lo que decidan los vascos, una idea mucho más precisa de sus planes de paz, que los dirigentes socialistas  locales en el País Vasco no dejan de repetir. El "camino de la legalidad y la democracia" sirve para un roto y para un descosido y conduce a cualquier clase de "paz", cuando quien lo prescribe es un político que ha acreditado su capacidad para retorcer las palabras hasta que signifiquen, como las de Humpty Dumpty en el cuento de Alicia, "lo que yo quiero que signifiquen".
 
Se notó que regresa con ganas de esculpir grandes frases en papel albal. El balbuceo y el espasmo destilan ideas brillantes y sinceras como el río de un Belén navideño.
 
"Quiero expresaros algunas ideas sobre lo que venimos haciendo", encabezó con modestia su perorata. Se refirió a la sinceridad, que considera primera virtud de su Gobierno. "Cuando llegué hice una promesa. España se merecía un Gobierno que dijera la verdad", se atrevió a proclamar, sin ruborizarse. Con la que ha caído desde entonces, y con la que sigue cayendo. Está claro que la primera víctima del poder es la realidad, porque Zapatero también dijo que tiene "una manera distinta de gobernar " que consiste "en decir siempre la verdad a la ciudadanía", como, según afirmó, ha hecho con el problema de la inmigración ilegal, "un fenómeno difícil", o con los bosques quemados en Galicia. "No dijimos que estuvieran esplendorosos, como dijeron otros con las playas cuando lo del Prestige", comparó catástrofes, olvidando comentar que en ambos casos no hubo ninguna necesidad del esplendor en la hierba, porque el PSOE y su Gobierno han decidido que el culpable de todas las cenizas sea siempre el mismo.
 
Aparte de dorarles la píldora con halagos de lo más melodiosos sobre su "actitud comprensiva, solidaria y ejemplar", los isleños volvieron a ser citados por Zapatero en algún lugar del futuro para comprobar sus promesas contra la avalancha de inmigrantes ilegales. Los ciudadanos se acostarán esta noche con el diagnóstico del presidente: "estamos ante un fenómeno difícil", algo que no resolverá su emergencia pero, al menos, les dará vidilla en las tertulias del café, ponderando la lucidez del estadista.
 
Habrá más viajes: Rubalcaba a Senegal, a "ofrecer nuevas ayudas y exigir el cumplimiento de compromisos" de repatriación, que es una forma como otra cualquiera de exigir después de la mordida, o, como el rey con el que se topó El Principito de Saint Exupery en su viaje astral, que mandaba a sentar cuando todos se habían sentado, y ordenaba poner en pie a los que hace rato que estaban a lo suyo por el planeta.
 
Grandes viajeros hacia las coartadas más remotas, María Teresa Fernández de La Vega podrá estrenar en Finlandia sus abrigos de la próxima temporada, porque Zapatero ya le sacó billete para Helsinki, a ver si se enteran en Europa de quién es Zapatero cuando está impaciente. Porque, como se le ocurrió al presidente esta tarde después de su último baño de sol en La Mareta, la inmigración ilegal "sólo tendrá una respuesta y una solución si la situación de pobreza, desigualdad e injusticia de África cambia radicalmente y si Europa asume que los desafíos que tiene por delante están más allá de sus fronteras y tienen que ver con la miseria". ¿Estamos, Durao?
 
El Gobierno va a "duplicar la ayuda oficial al desarrollo para luchar contra la pobreza, la marginación y el hambre de millones de personas en África" porque a Zapatero, ahora, lo llama Kofi Annan para arreglar la paz,  y no "quien llamaba antes" a La Moncloa. "Fijaros sin han cambiado las cosas", dijo. Si lo sabrá Moratinos, persiguiendo a Condi por los pasillos de las cumbres cosmopolitas, mientras ella prefiere la revista Time para felicitarle por su "papel grotesco" en la crisis de Líbano.
 
La abundancia produce osados. La nave del crecimiento va. Hay 37.000 millones de euros de superávit en la Seguridad Social, el empleo crece a un ritmo de 800.000 nuevos puestos por año y se crece, ahora mismo, a una tasa de más del 3,5%. En estas condiciones, la demagogia es gratis. Puede prometer a discreción, puede permitirse ocultar lo que negocia con los terroristas, puede despreciar los hechos, retorcerlos, manipularlos, rescribirlos o inventárselos a conveniencia, puede arreglar el mundo por teléfono con Kofi Annan y repartir su agenda y su talento entre adular a las masas, perdonar la vida a sus adversarios con preceptos de la literatura de autoayuda, brindar por "el futuro de España que mejora día a día y va a mejorar gracias a los ciudadanos de este país", y, si le sale de las narices, hasta puede desear "un feliz año" en pleno agosto, como hizo Zapatero en Gran Canaria.
 
No hay nada tan gratificante como liderar el mercado mundial de las democracias en hamaca.

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