L D (EFE) Blair se vio obligado a confirmar su marcha después de que ocho cargos de bajo rango del Ejecutivo dimitieran el pasado miércoles en protesta contra su liderazgo.
El líder laborista calificó hoy ese tipo de ataques de "mala noticia", pero subrayó que también hay una "buena noticia": "Estamos –subrayó– a tres años de las lecciones (generales) y podemos rehacernos". "Pero sólo podemos hacerlo, no como nos hemos comportado esta semana, sino como lo hicimos cuando teníamos hambre de poder antes de 1997 (año de llegada al poder del laborismo), cuando entendimos que lo que importa al final es el país y la gente y no nosotros", señaló el primer ministro.
El jefe laborista instó a su partido a emplear sus energías en "las ideas y las políticas" que necesita el país. Con ese discurso, el jefe del Gobierno trató de atajar la guerra interna que se ha desatado en el laborismo entre sus partidarios y sus detractores del líder.
Sin embargo, las palabras de Blair quedaron algo ensombrecidas por Charles Clarke, ex ministro del Interior e importante dirigente laborista, quien llamó "iluso" al titular de Economía, Gordon Brown, y puso en duda su capacidad para suceder al primer ministro. En una entrevista que publica este sábado el conservador "The Daily Telegraph", Clarke afirma también que Brown, considerado el sucesor natural del jefe del Ejecutivo, es una persona con "la manía de querer controlarlo todo".
Tony Blair anunció en el 2005, tras conseguir un histórico tercer mandato, que no aspirará a una cuarta legislatura en las próximas elecciones generales, pero se ha negado a poner fecha a su renuncia. Sin embargo, cada vez son más los laboristas que piden a su líder aclarar su futuro para evitar un descalabro electoral en 2007, cuando habrá elecciones autonómicas en Gales y Escocia y municipales en Inglaterra.
El líder laborista calificó hoy ese tipo de ataques de "mala noticia", pero subrayó que también hay una "buena noticia": "Estamos –subrayó– a tres años de las lecciones (generales) y podemos rehacernos". "Pero sólo podemos hacerlo, no como nos hemos comportado esta semana, sino como lo hicimos cuando teníamos hambre de poder antes de 1997 (año de llegada al poder del laborismo), cuando entendimos que lo que importa al final es el país y la gente y no nosotros", señaló el primer ministro.
El jefe laborista instó a su partido a emplear sus energías en "las ideas y las políticas" que necesita el país. Con ese discurso, el jefe del Gobierno trató de atajar la guerra interna que se ha desatado en el laborismo entre sus partidarios y sus detractores del líder.
Sin embargo, las palabras de Blair quedaron algo ensombrecidas por Charles Clarke, ex ministro del Interior e importante dirigente laborista, quien llamó "iluso" al titular de Economía, Gordon Brown, y puso en duda su capacidad para suceder al primer ministro. En una entrevista que publica este sábado el conservador "The Daily Telegraph", Clarke afirma también que Brown, considerado el sucesor natural del jefe del Ejecutivo, es una persona con "la manía de querer controlarlo todo".
Tony Blair anunció en el 2005, tras conseguir un histórico tercer mandato, que no aspirará a una cuarta legislatura en las próximas elecciones generales, pero se ha negado a poner fecha a su renuncia. Sin embargo, cada vez son más los laboristas que piden a su líder aclarar su futuro para evitar un descalabro electoral en 2007, cuando habrá elecciones autonómicas en Gales y Escocia y municipales en Inglaterra.