Mediante la presente, quienes suscribimos esta proclama reiteramos nuestra preocupación por los recientes acontecimientos que han derivado en cambios en la cúpula del poder comunista en Cuba. Estamos convencidos de que ese panorama no es sinónimo de transformación del estado totalitario, sino simplemente una sucesión del poder totalitario. Por esa razón, hacemos un llamado a la comunidad internacional a continuar presionando a las autoridades de La Habana para que propicien una apertura democrática, para que sean liberados todos los presos políticos y se convoquen elecciones libres.
Nuestra experiencia como ciudadanos de naciones que también vivieron bajo algún régimen totalitario, ya sea de izquierdas o de derechas, nos advierte que cuando el gobierno realiza cambios superficiales, como los registrados recientemente en Cuba, se corre el riesgo de caer en la confusión y de fortalecer un régimen que viola los derechos humanos. Todas las naciones democráticas de América, entes como la Unión Europea, la Relatora para los DD HH en Cuba designada especialmente por el Comisionado para los DD. HH. de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, así como prestigiosas organizaciones promotoras de los Derechos Humanos y las Libertades, entre otros, deberían estar preparadas para apoyar a los cubanos cuando inicie en la Isla un verdadero proceso de transición a la democracia.