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ZAPATERO Y LA MASONERÍA

A continuación reproducimos un fragmento editado del capítulo 2 de La gran revancha, el más reciente libro de nuestra colaboradora Isabel Durán, que ha escrito junto a Carlos Dávila. La gran revancha da cuenta, según reza el subtítulo de la obra, de "la deformada memoria histórica de Zapatero" y lleva un prólogo del prestigioso hispanista norteamericano Stanley G. Payne.

A continuación reproducimos un fragmento editado del capítulo 2 de La gran revancha, el más reciente libro de nuestra colaboradora Isabel Durán, que ha escrito junto a Carlos Dávila. La gran revancha da cuenta, según reza el subtítulo de la obra, de "la deformada memoria histórica de Zapatero" y lleva un prólogo del prestigioso hispanista norteamericano Stanley G. Payne.
La última semana del mes de julio de 2006 una intensa ola de calor azotaba la Península Ibérica, y media España preparaba las maletas para marcharse de vacaciones. Los periódicos especulaban sobre la Ley de Memoria Histórica que el Gobierno aprobaría el viernes 28, durante el último Consejo de Ministros antes del inicio del periodo estival. José Luis Rodríguez Zapatero prefirió cerrar antes su segundo curso político al frente del Gobierno de España en su tierra de adopción, León.
 
Allí se desplazó para llevar a cabo una serie de actos, aparentemente relativos a cuestiones de segundo orden. En la clausura de la reunión de los 58 directores del Instituto Cervantes, a la que acudió junto a su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el Presidente abogó por "la capacidad de la lengua de expresarnos hasta el infinito y la posibilidad de situarse en el lugar de todos los otros" (...) Esa mañana Zapatero había llegado al Hostal San Marcos para acudir a su cita con el Instituto Cervantes y para, a continuación, desplazarse a otro lugar de la ciudad e inaugurar un pequeño museo situado en pleno corazón de la capital leonesa, justo enfrente de la imponente catedral.
 
(...)
 
Aparentemente, aquél era un acto cultural más, sin ninguna connotación de carácter personal o político. Acompañado por la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, y del presidente de la Diputación de León, Javier García Prieto, con cuyos fondos se ha restaurado el museo, se dirigieron a la sede de la Fundación Sierra-Pambley, donde el jefe del Ejecutivo descubrió una placa conmemorativa y firmó en el libro de honor de la entidad. Zapatero destacó el papel de esta institución como "ejemplo, historia y hoy futuro, gracias al trabajo y generosidad de leoneses ejemplares".
 
Lo que ni Zapatero ni el equipo de propaganda de La Moncloa, ni por supuesto tampoco la fundación, resaltaron aquella mañana de calor agobiante del 25 de julio de 2006 fue que esa institución era el lugar donde se desarrollaban las tenidas de la Logia Emilio Menéndez Pallarés número 15, precisamente la logia a la que pertenecía el abuelo del presidente del Gobierno.
 
[...]
 
 
Sólo un historiador, uno de los estudiosos actuales de la masonería, se ha atrevido a responder positivamente a la pregunta: "Sí –ha escrito Ricardo de la Cierva–, José Luis Rodríguez, presidente del Gobierno de la Nación Española, es masón". Según el controvertido, enjundioso y prolífico De la Cierva, el gran maestre adjunto de la Gran Logia de lengua española en los Estados Unidos, Arturo Fortún, ha confirmado que Zapatero pertenece a la Masonería y la institución tiene actualmente en gran estima "su contribución (sic) a los cambios sociopolíticos que se han producido en España".
 
Tras aquella revelación del historiador De la Cierva, que data de otoño del 2005, nadie en las cercanías del Gobierno, tampoco en el Gabinete del presidente, y muchos menos el propio Zapatero, se ha dignado a confirmar o desmentir la imputación. Sólo en una reunión con un grupo veterano de periodistas el entonces ministro de Defensa, José Bono, al que también el historiador había atribuido relaciones directas con la masonería, se burló directamente de "las cosas de De la Cierva", negó, con más sorna que seriedad, su iniciación en la Hermandad y zanjó la cuestión con un atropellado: "… y, por lo que yo sé, no creo que Zapatero sea socio de ese club".
 
El profesor de investigación de la Universidad de París II Jean Chalvidant da carta de verosimilitud, sin embargo, a la posible adscripción masónica del jefe del Ejecutivo, al que califica de "probable fancmasón". Considerado el mejor especialista francés en la vida política española, autor de la obra de referencia en el país vecino sobre separatismo vasco ETA, la encuesta, Chalvidant dedica su último volumen: España, de Franco a Zapatero, editado en 2005 por la editorial Atlántica, al retrato de mil personajes políticos (...) de nuestra historia reciente.
 
Así, Chalvidant escribe de Zapatero: "Se define como 'rojo utópico y feminista', el porvenir dirá si las esperanzas situadas en él hacen honor a lo que dice representar o a sus apodos de Bambi o Mr. Bean". Y añade: "Mide 1,84, calza el 42, verosímilmente francmasón, seguidor del Barça y bebedor de Coca-Cola, lector de Borges y de poesía en general, practica la pesca y viste trajes demasiado cortos confeccionados por José María Reillo. Un hombre simple que, según Gertrudis Alcázar, su asistente personal, cree en lo que dice, ciertamente situado a la izquierda de Felipe González, conscientemente vengativo, que está por descubrir, al punto de que hasta El País del 26 de diciembre de 2004 se refiere a él como 'el presidente enigmático'".
 
En la masonería oficial, o sea, en el Gran Oriente Español, en la Gran Logia de España, no se responde oficialmente a la cuestión. Un oficioso representante de la logia se desmarca de la responsabilidad con el ambiguo y clásico: "Nosotros somos una sociedad discreta",  incluso ciertos y seguros integrantes de un par de logias españolas niegan con toda rotundidad que el jefe del Gobierno pertenezca a alguna de las que actualmente funcionan en España. Admiten, no obstante, que los valores y hasta las palabras que suele utilizar Zapatero "parecen sacadas de nuestros usos lingüísticos, de nuestro propio vocabulario".
 
(...)
 
Pero aunque la sospecha de la adscripción masónica de Zapatero se fundamenta, sobre todo, en la tradición familiar y en su propia gestualidad y lenguaje, de la liason –ya que hablamos de francmasones– entre la pertenencia del abuelo Juan Rodríguez Lozano a la Logia Emilio Menéndez Pallarés número 15, que funcionó activamente en León hasta la llegada de las tropas de Franco, y la Fundación Sierra-Pambley, inaugurada por el nieto del capitán Lozano, no existe duda alguna. Dado el carácter secreto de la masonería, lo que no está contrastado es que esa vinculación permanezca por medio del presidente del Gobierno.
 
Sí sabemos, sin embargo, que unos, la fundación, y otro, Zapatero, callaron totalmente las estrechas relaciones del abuelo del jefe del Ejecutivo, que acudía todos los sábados a celebrar las tenidas masónicas en la Biblioteca Azcárate de la fundación. Una fundación que en esta etapa en que la frecuenta Rodríguez Zapatero ha prestado su sede para cobijar actos de los más radicales y furibundos elementos de la extrema izquierda, como los que pertenecen a una organización que funciona en internet denominada La Haine, la organización del odio, en puro castellano.
 
La Haine se autodefine como un proyecto de desobediencia informativa internacional extendido por España y América Latina. En uno de los apartados de su página web incluye un manifiesto a favor de "la violencia como forma permanente de lucha política". Su misión, asegura, es "luchar contra el capitalismo y por la justicia, intentando crear un polo de referencia informativa opuesto al de las grandes cadenas mediáticas y mafiosas". Entre otras cuestiones, La Haine, además de ser uno de los lugares más destacados en la Red de apoyo a la dictadura de Fidel Castro, proclama su desprecio a la institución monárquica española, con un artículo, entre otros, que dice: "Los reyes, en la baraja, que es donde tienen que estar".
 
Uno de sus colaboradores más influyentes es el sociólogo Justo de la Cueva Alonso. Este singular personaje, madrileño de nacimiento, empezó su carrera profesional haciendo trabajos de sociología para diversas empresas farmacéuticas, trabajos que luego insertaba en la revista profesional Tribuna Médica, perteneciente a Antibióticos SA, dirigida entonces por Federico Mayor Domingo, padre del ex director general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza. De forma inaudita, este personaje abandonó Madrid y se instaló en el País Vasco, donde al poco tiempo reapareció como un furioso defensor del independentismo radical y del activismo etarra. No es extraño, pues, que De la Cueva sea uno de los redactores de ese manifiesto en el que se dice textualmente: "La acción directa violenta no sólo es válida sino también necesaria como complemento de la lucha política". En otro de sus textos expone su teoría sobre "cómo los oprimidos violentados siempre tienen razón cuando responden violentamente y por qué tuvimos que alegrarnos del 11-S". En él justifica el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York diciendo que eran "una tapadera" de la CIA.
 
El mismo texto contiene el siguiente párrafo: "Porque yerran todos los 'pacifistas' exangües y acobardados, todos esos que ¡ay! todavía se atreven a llamarse comunistas y andan escondiéndose de su deber y en vez de enfrentarse de cara y nítidamente contra la guerra imperialista enarbolan memas y ambiguas pancartas 'contra las guerras'. Yerran todos los que se acojonan preocupándose por conseguir que no les llamen VIOLENTOS cuando deberían proclamar a gritos que ellos son VIOLENTADOS QUE SE DEFIENDEN". A personajes como éste cobija sin reparo alguno la Fundación Sierra-Pambley.
 
Sierra-Pambley y La Haine han celebrado diversos actos en los últimos tiempos de manera conjunta, y siempre en la sede de la fundación en León. Por ejemplo, el debate sobre "el papel represivo (sic) de los medios de comunicación" (...) Por si quedaba alguna duda sobre el jaez ideológico de la fundación visitada por Zapatero, el 12 y 19 de mayo de 2006 se realizaron en la propia Biblioteca Azcárate las Jornadas Internacionalistas de las Juventudes Comunistas.
 
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Hay que recordar que el abuelo Juan Rodríguez Lozano nació el 28 de julio de 1893. Quizá éste sea el motivo por el que Zapatero acude siempre que le es posible por esas fechas a León, y más concretamente a la que fuera la prisión de la que salió [aquél] para ser fusilado por los nacionales. Así, el 25 de julio de 2000, veinticuatro horas después de ser elegido secretario general del PSOE, se desplaza desde Madrid a León y convoca a la prensa en su primera comparecencia pública en el Hostal. De igual manera, apenas proclamado presidente vuelve a elegir la misma fecha y lugar, y reúne allí un Consejo de Ministros (...)
 
Precisamente sobre la memoria histórica y los mismos días del mes de julio en los que Zapatero procura no fallar a su cita anual y simbólica de León, la Fundación Sierra-Pambley había organizado –el 26 de julio de 2005– un debate en colaboración, claro está, con el Foro para la Memoria Histórica, que se celebró en la biblioteca. El motivo del encuentro se planteó en forma de la pregunta siguiente: "¿Para qué recuperar la Memoria Histórica?" (...)
 
Exista o no una adscripción efectiva a la Hermandad a través de Sierra-Pambley, o cualquiera de otras de las entidades premasónicas –es decir, las que, como Triángulo Libertad en tiempos del abuelo Lozano, sean anticipos de una logia perfectamente constituida–, la herencia masónica gesticular y didáctica parece en Rodríguez Zapatero bastante evidente. La mayoría de los grandes masones, nos referimos a los que jerárquicamente han ocupado una posición de relevancia en la Hermandad (...) han dejado escritas páginas en las que se revela su concepto iluminado de la existencia, la absoluta seguridad que tienen de poseer la verdad. En un reportaje hagiográfico publicado en El País firmado por Juan José Millás, el presidente del Gobierno confiesa al escritor que su máximo deseo es, cuando se retire, "dar algunas clases a los alumnos de Políticas, para decirles la verdad sobre este mundo" (sic). Nada menos.
 
La Verdad es uno de los tres principios fundamentales en los que se fundamenta la Masonería. Una Verdad que no admite debate, porque la Hermandad está convencida de que "las cosas son así". Este argumento está incluido en algunos de los discursos parlamentarios de Zapatero; en esos momentos en los que él se cree un artista estelar y, abriendo los brazos, como si fuera a recitar el ite misa est, mira a los bancos de la derecha y dice moviendo afirmativamente la cabeza: "Las cosas, señor Rajoy, son así. O sea, que no admiten más debate".
 
(...)
 
Resulta curioso que, en la sociedad de la información y la aldea global en que vivimos, hasta la masonería ha tenido que modernizarse en ciertos aspectos. Así, cualquier curioso puede acudir a internet y comprobar cómo la Gran Logia de España tiene hasta su propia página web: www.gle.org, incluso una dirección electrónica: gsecretaria@gle.org, a la que se han dirigido los autores de este libro para conocer si realmente José Luis Rodríguez Zapatero y su padre, Juan Rodríguez García-Lozano, han pertenecido o pertenecen a la Hermandad. Claro está que tal búsqueda resultó infructuosa: nunca obtuvimos respuesta alguna.
 
Si la herencia masónica es clara por parte del abuelo, el capitán Lozano, por lo que se refiere a Juan Rodríguez García-Lozano, padre del presidente del Gobierno, no existe constancia alguna de que pueda pertenecer a ninguna logia masónica, salvo su simpatía colaboradora con Sierra-Pambley. De hecho, aunque no figura como miembro del Patronato de la fundación, ni como integrante activo en ninguno de los órganos funcionales que la componen, los autores del libro hemos confirmado en distintas fuentes que Juan Rodríguez García-Lozano, conocido como Juan Lozano en León, acude regularmente a los actos de la fundación, y que con alguno de sus miembros más destacados mantiene reuniones habituales. Diversas fuentes leonesas afirman en todo caso que al padre de Rodríguez Zapatero no se le conoce ni una sola insinuación sobre la masonería, ni siquiera se sabe que haya hablado de ella nunca en privado a su círculo de amigos de siempre, en las dos peñas a las que acude con asiduidad. Su discreción podría ser asimilable a la de que hacen gala en todo tiempo y lugar los hermanos masones.
 
(...)
 
En la relación de las 148 logias oficialmente en funcionamiento activo en 2006 en España, entre las que destacan por su número quince en Madrid, trece en Barcelona y siete –curiosamente– en la localidad alicantina de Javea, no se conoce ninguna en la capital de León, provincia, sin embargo, que (...) tuvo una larga tradición masónica, antes incluso de comenzar el siglo XX. Sin embargo, en Valladolid, con la logia Hermes Amistad; en Palencia, con la logia Paz y Conocimiento; y en Gijón, con la logia Jovellanos, están abiertas actualmente tres sedes muy importantes de la Hermandad. En Gijón precisamente es donde en los tiempos infantiles y juveniles el presidente del Gobierno veraneaba con el resto de su familia. Y allí (...) es donde asistió José Luis Rodríguez Zapatero al primer mitin del Partido Socialista, mitin del que salió, según sus propias palabras, literalmente "enardecido".
 
Al fin y a la postre, a pesar de resultar absolutamente imposible de contrastar la posible filiación masónica del presidente del Gobierno, lo cierto es que cuando Rodríguez Zapatero se interesó en la Biblioteca Azcárate por obras (...) de la Fundación Sierra Pambley, muy pocos podían imaginar el enorme trasfondo íntimo y personal que aquella visita encerraba para el presidente del Gobierno. Ni en aquella ocasión ni en ninguna otra la fundación ha reconocido que durante mucho tiempo fue sede de las tenidas masónicas celebradas por la logia Emilio Menénedez Pallarés número 15. Para Zapatero, la fundación representa el símbolo de todos los valores que él proclama y es el icono, incluso, de su propia personalidad política, aunque se hayan encargado de ocultarlo celosamente a la opinión pública.

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