LD (EFE) Sin embargo, la reciente apreciación del euro ha hecho que muchos expertos se planteen si el BCE renunciará a acometer nuevas subidas para no lastrar la economía europea. La divisa de los Doce ha subido en las dos últimas semanas hasta por encima de 1,33 dólares, debido a las señales de ralentización de la economía estadounidense y a las expectativas de que se reduzca el diferencial de los tipos de interés entre la eurozona y EEUU.
Según los expertos del banco alemán Commerzbank, si el euro sube más y se mantiene estable sobre 1,35 dólares, el BCE deberá reconsiderar su política monetaria, por los efectos que la apreciación de la divisa tendrá sobre la economía, sobre todo el encarecimiento de las exportaciones. Los ministros de Finanzas de la zona euro dijeron la semana pasada que la volatilidad excesiva del euro es "indeseable para el crecimiento" económico de la zona, aunque apuntaron que "el tipo de cambio no acarrea, de momento, consecuencias que nos hagan intervenir".
En principio, un euro fuerte encarece las exportaciones de las compañías europeas y dificulta el crecimiento económico, pero abarata, a su vez, las importaciones y frena los riesgos inflacionistas al poder pagar menos por el petróleo, entre otros bienes.
El Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) en la zona del euro subió en noviembre hasta el 1,8 por ciento, según el cálculo rápido de la oficina de estadística europea Eurostat, pero se mantuvo, por tercer mes consecutivo, por debajo del límite del 2 por ciento que, según el BCE, garantiza la estabilidad de precios. A pesar del nivel actual del IAPC, los expertos esperan que el banco reitere su preocupación por las presiones inflacionistas, derivadas sobre todo de la elevada liquidez y de la expansión del crédito, y subraye el buen momento que atraviesa la economía de la eurozona.
El Producto Interior Bruto (PIB) del área euro creció un 0,5 por ciento entre julio y septiembre y se incrementará un 0,5 por ciento en el cuarto trimestre y un 0,6 por ciento en los tres primeros meses de 2007, según datos y pronósticos de la Comisión Europea (CE). Además, la tasa de desempleo en los países de la zona euro bajó una décima en octubre, hasta el 7,7 por ciento de la población activa, y el consumo privado, impulsado por la mejora del mercado laboral, también continuó al alza.
Según algunos observadores, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, evitará este jueves dejar entrever claramente el rumbo de la política monetaria en 2007 y se limitará a afirmar que la evolución de las tasas dependerá de los datos económicos futuros. El BCE dará a conocer, en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno, sus nuevas proyecciones trimestrales de inflación y crecimiento, que incluirán los primeros pronósticos para 2008.
Los expertos calculan que el BCE elevará sus previsiones de crecimiento para la eurozona en 2007 hasta el 2 por ciento, frente al 1,9 por ciento anterior, y mantendrá sus pronósticos de inflación en el 2,1 por ciento.
Según los expertos del banco alemán Commerzbank, si el euro sube más y se mantiene estable sobre 1,35 dólares, el BCE deberá reconsiderar su política monetaria, por los efectos que la apreciación de la divisa tendrá sobre la economía, sobre todo el encarecimiento de las exportaciones. Los ministros de Finanzas de la zona euro dijeron la semana pasada que la volatilidad excesiva del euro es "indeseable para el crecimiento" económico de la zona, aunque apuntaron que "el tipo de cambio no acarrea, de momento, consecuencias que nos hagan intervenir".
En principio, un euro fuerte encarece las exportaciones de las compañías europeas y dificulta el crecimiento económico, pero abarata, a su vez, las importaciones y frena los riesgos inflacionistas al poder pagar menos por el petróleo, entre otros bienes.
El Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) en la zona del euro subió en noviembre hasta el 1,8 por ciento, según el cálculo rápido de la oficina de estadística europea Eurostat, pero se mantuvo, por tercer mes consecutivo, por debajo del límite del 2 por ciento que, según el BCE, garantiza la estabilidad de precios. A pesar del nivel actual del IAPC, los expertos esperan que el banco reitere su preocupación por las presiones inflacionistas, derivadas sobre todo de la elevada liquidez y de la expansión del crédito, y subraye el buen momento que atraviesa la economía de la eurozona.
El Producto Interior Bruto (PIB) del área euro creció un 0,5 por ciento entre julio y septiembre y se incrementará un 0,5 por ciento en el cuarto trimestre y un 0,6 por ciento en los tres primeros meses de 2007, según datos y pronósticos de la Comisión Europea (CE). Además, la tasa de desempleo en los países de la zona euro bajó una décima en octubre, hasta el 7,7 por ciento de la población activa, y el consumo privado, impulsado por la mejora del mercado laboral, también continuó al alza.
Según algunos observadores, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, evitará este jueves dejar entrever claramente el rumbo de la política monetaria en 2007 y se limitará a afirmar que la evolución de las tasas dependerá de los datos económicos futuros. El BCE dará a conocer, en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno, sus nuevas proyecciones trimestrales de inflación y crecimiento, que incluirán los primeros pronósticos para 2008.
Los expertos calculan que el BCE elevará sus previsiones de crecimiento para la eurozona en 2007 hasta el 2 por ciento, frente al 1,9 por ciento anterior, y mantendrá sus pronósticos de inflación en el 2,1 por ciento.