LD (Agencias) Varios millares de partidarios de Augusto Pinochet y los curiosos que no quieren perderse un momento histórico han soportado las altas temperaturas del verano austral en las largas colas que rodean la Escuela Militar de Santiago, para poder pasar ante el féretro con el cadáver del ex dictador chileno.
Pinochet yace en su féretro, vestido con su uniforme de gala, ante la presencia de familiares, militares y partidarios. En la cubierta del ataúd fue colocada una bandera de Chile y el sable de Pinochet, conforme a lo que el reglamento del Ejército establece cuando fallece un comandante o ex comandante en jefe.
Una silenciosa fila de simpatizantes y curiosos ha desfilado ante la urna, bajo cuyo cristal puede observarse el rostro tranquilo del ex gobernante, que fue cuidadosamente maquillado antes de exponerlo al público. La viuda, Lucía Hiriart, sus cinco hijos y los comandantes en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, y de la Marina, Rodolfo Codina, así como el general director de Carabineros, José Bernales, destacaban entre los presentes. También acudió el cardenal arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien saludó con afecto a los familiares del general, oró por la patria, pidió por la serenidad de las personas y bendijo el ataúd.
Una silenciosa fila de simpatizantes y curiosos ha desfilado ante la urna, bajo cuyo cristal puede observarse el rostro tranquilo del ex gobernante, que fue cuidadosamente maquillado antes de exponerlo al público. La viuda, Lucía Hiriart, sus cinco hijos y los comandantes en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, y de la Marina, Rodolfo Codina, así como el general director de Carabineros, José Bernales, destacaban entre los presentes. También acudió el cardenal arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien saludó con afecto a los familiares del general, oró por la patria, pidió por la serenidad de las personas y bendijo el ataúd.
Una guardia de honor trasladó el féretro a la Escuela Militar de Santiago. La mayoría de los cuatro mil partidarios del dictador que se habían congregado con velas encendidas y otros gestos de homenaje, habían disminuido en más de la mitad cuando finalmente se produjo el traslado en medio de fuertes medidas de seguridad y tras retrasarse varias horas por los violentos enfrentamientos registrados este domingo por la noche en el centro de la capital chilena.
La carroza fúnebre con el féretro de Pinochet fue escoltada por motoristas y coches policiales, mientras autobuses con efectivos antidisturbios de Carabineros estaban apostados en puntos estratégicos del recorrido, de unos dos kilómetros. El vehículo mortuorio era acompañado por varios automóviles que transportaban a los parientes y allegados más próximos del ex gobernante castrense.
De acuerdo a lo comunicado oficialmente por el Gobierno y el Ejército, Pinochet no recibirá honores de Estado en su funeral, pero el Ejército le rendirá los honores que su reglamento dispone para los ex comandantes en jefe. La misa fúnebre está fijada para el mediodía del martes y posteriormente, el cadáver del dictador será incinerado y sus cenizas entregadas a su familia, de acuerdo a lo anunciado por el ministro Portavoz del Gobierno, Ricardo Lagos Weber.
Al exponer las razones por las que el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet decidió no ofrecer a Pinochet honores de Estado ni declarar duelo oficial por su muerte, Lagos Weber dijo que "es una figura que divide a los chilenos". La ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, será la única representante del Gobierno en las ceremonias oficiales. El Gobierno autorizó, no obstante, que en los recintos del Ejército se ice la bandera de Chile a media asta.
Durante la jornada hubo brotes de violencia, especialmente en las manifestaciones de los detractores, que fueron infiltradas por reducidos grupos de encapuchados que agredieron a la Policía, destruyeron cristales, marquesinas del transporte urbano y otros bienes públicos. Los incidentes se concentraron primero en la Plaza de la Ciudadanía, frente al Palacio de La Moneda, donde los agentes lograron dispersar a decenas de encapuchados con chorros de agua y gases lacrimógenos y un número no cuantificado de detenidos.