(Libertad Digital) Para el corresponsal del periódico estadounidense The New York Times, Renwick McLean, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero está usando su capital político para encabezar reformas políticas y sociales ampliamente identificadas como de izquierda. El resultado inmediato, afirma en texto firmado en Madrid bajo el título "El líder arrastra a España hacia la izquierda, rechazando los llamamientos a una moderación", es la apertura de grietas profundas en un país que durante mucho tiempo ha sido dominado por el conservadurismo religioso.
El reportero destaca que Zapatero está prescindiendo de la moderación previo que caracterizó a los anteriores gobiernos socialistas que consideraron crucial mantener la estabilidad política antes de encabezar reformas. Así y por ejemplo, destaca que el presidente ha eliminado todas las distinciones legales entre las uniones heretosexuales y homosexuales provocando el enfrentamiento entre la iglesia católica y el Estado. Subraya, también, que ha ampliado los derechos y el acceso al poder de la mujer en una sociedad que tradicionalmente los restringió.
Sin embargo, dice que muchos sectores de la población están preocupados porque Zapatero se ha movido "demasiado lejos y demasiado rápido". Esas medidas, de acuerdo con Emilio Lamo de Espinosa, fundador del Real Instituto Elcano, ha provocado que sólo esté gobernando para una "mitad" de España y continuamente se esté enfrentando a la otra. "Eso es arriesgado", dijo. El presidente, acota el redactor, ha rechazado sugerencias que vayan en contra de su política.
McLean dice que la opinión pública, a la que identifica con una tendencia a la centro izquierda, mayor que en cualquier otro país de Europa, le respalda. El director de comunicación de Zapatero, Fernando Moraleda, dice que "cuando la gente le dice que va demasiado rápido, él (Zapatero) dice: "vayan y pregúntenle a parejas homosexuales u otros grupos a los que se les ha denegado sus derechos si yo voy demasiado rápido".
En ese panorama, el corresponsal resalta que treinta años después del fin de una dictadura, España aún lleva a cuestas una división ideológica provocada por la Guerra Civil que en la actualidad puede provocar inestabilidad política. Por ello, explica McLean, los críticos de Zapatero argumentan que el presidente tiene la obligación de dejar de "polarizar las agendas" y gobernar menos hacia la izquierda.
Esa característica del Gobierno, dice al corresponsal Ignacio Astarloa, secretario de Libertades y Justicia del PP, "es el gran error de Zapatero" porque "esta destruyendo los consensos creados durante la democracia". Recuerda que los anteriores gobiernos socialistas adoptaron agendas "moderadas" con el objetivo de mantener la cohesión social establecida durante la transición a la democracia. Para el presidente, establece el reportero, esa moderación ya no es necesaria porque, desde su perspectiva, actualmente la sociedad española es estable y democráticamente avanzada.
Por lo tanto, resume, Zapatero está dispuesto a desafiar a la iglesia católica, con la legalización del matrimonio homosexual y agilizando los trámites de divorcio, además de presentar al Congreso de los Diputados una iniciativa para condenar la dictadura franquista, honrando al bando republicano, tomando así partido por uno de los bandos enfrentados aún en la actualidad.