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Ahorcados en Bagdad el hermanastro de Sadam Husein y el juez que condenó a muerte a 148 chiíes de Duyail

Barzan al-Tikriti, hermanastro de Sadam Husein, y el juez Aguad al-Bandar, han sido ahorcados dieciséis días después de la muerte del dictador. Ambos fueron condenados a muerte en el mismo juicio por la masacre de Duyail. El portavoz del Gobierno iraquí, Alí al-Dabbagh, confirmó las ejecuciones y precisó que entre quienes asistieron a la ejecución de los dos hombres figuran un fiscal, un juez y un médico. "En un incidente extraño, la cabeza del acusado Barzan Ibrahim al-Hasan fue separada de su cuerpo durante la ejecución".

Barzan al-Tikriti, hermanastro de Sadam Husein, y el juez Aguad al-Bandar, han sido ahorcados dieciséis días después de la muerte del dictador. Ambos fueron condenados a muerte en el mismo juicio por la masacre de Duyail. El portavoz del Gobierno iraquí, Alí al-Dabbagh, confirmó las ejecuciones y precisó que entre quienes asistieron a la ejecución de los dos hombres figuran un fiscal, un juez y un médico. "En un incidente extraño, la cabeza del acusado Barzan Ibrahim al-Hasan fue separada de su cuerpo durante la ejecución".
LD (EFE) Los dos colaboradores de Sadam Husein condenados a muerte el pasado 5 de noviembre junto a él, su hermanastro Barzán al Tikriti y el juez Awad Hamad al Bandar, fueron ejecutados en la horca en la madrugada de hoy en Bagdad. A las 03.00 de la madrugada local "y de acuerdo con la Constitución y la Ley de Ordenamiento Judicial", Al Tikriti y Al Bandar fueron ahorcados en presencia de un número reducido de personas, anunció horas después el portavoz del gobierno, Ali al Dabag.

Al Tikriti era jefe de los servicios de espionaje en 1982, mientras que Al Bandar presidió el tribunal revolucionario que juzgó y condenó a muerte en un juicio sumarísimo a 148 chiíes de la aldea de Duyail por su implicación en un asesinato fallido contra Sadam Husein. Al Dabag no ahorró un detalle macabro que no dejará de encender los ánimos en Irak y el mundo árabe: en el momento del ahorcamiento, Al Tikriti, enfermo de cáncer desde hace más de un año, perdió la cabeza, seccionada completamente del resto del cuerpo.

El Comité de Ulemas –máximo órgano religioso de los suníes de Irak– ha expresado sus dudas sobre la legalidad del acto: "Hay señales de que quienes llevaron a cabo el ahorcamiento se desviaron de lo que es legal y legítimo y lo convirtieron en expresión de venganza y caza", dijo uno de sus miembros, Bashar al Faihdi, desde Amán.

El portavoz del gobierno explicó que la ejecución se llevó a cabo "en presencia de un número limitado del comité encargado de ejecutar la condena y del gobierno: un juez, un fiscal y un médico", precisó Dabag. A los asistentes "se les pidió respetar las reglas de la aplicación de la condena y la disciplina (...) y se les había obligado a firmar compromisos que garantizasen que no habría eslóganes, ni insultos, ni quebrantos de la ley", dijo. Según Dabag, los asistentes respetaron este compromiso y "la ejecución tuvo lugar sin que profiriese ningún insulto a Al Tikriti ni a Al Bandar". El portavoz se refería a las polémicas imágenes de la muerte de Sadam Husein el pasado 30 de diciembre, grabadas y difundidas clandestinamente mediante un teléfono móvil, en las que se veía cómo Sadam era insultado antes de morir por alguno de los presentes.

Yafar al Musawi, el fiscal del llamado "caso Duyail", el que finalmente ha llevado a la horca a Sadam y sus colaboradores, fue uno de los presentes en la ceremonia de la ejecución, y comentó ante la radio iraquí Al Ahd algunos detalles de los últimos momentos de los condenados. Según él, Al Tikriti, un hombre que fue en vida una auténtica sombra de su hermanastro Sadam, se quejó hasta el último momento de que se le hubiera negado el derecho a defenderse, y dijo también que "no tenía nada que legar a sus herederos" al ser preguntado por su testamento.

Al Musawi contó que Al Tikriti y Al Bandar iban vestidos de rojo "como corresponde a los condenados a muerte", y con una capucha negra sobre su cabeza, al contrario que Sadam, que rechazó que le cubrieran la cabeza en un último gesto de dignidad. El fiscal reconoció su sorpresa cuando vio que la cabeza de Al Tikriti se separaba totalmente del tronco en el momento del ahorcamiento, y anunció que ha ordenado investigar el suceso.

En el momento de la ejecución, el presidente del país, Yalal Talabani, conocido opositor a la pena de muerte, se encontraba fuera del país, de visita en Damasco, donde hasta el momento no ha hecho ningún comentario.

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