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The Wall Street Journal acusa a Zapatero de "dividir" España con una política "sectaria"

En su editorial firmado por Matthew Kaminiski y titulado: "El legado del terror en España", The Wall Street Journal analiza con dureza la España de Zapatero a propósito del tercer aniversario del 11-M y la excarcelación de De Juana Chaos. Le adjudica la división de España de una forma "sectaria" y le acusa de provocar una masiva protesta ciudadana –"dos millones"– por su "débil" política anti-ETA. Sobre las reformas estatutarias dice que podrían ser la "primera piedra" para "la ruptura de España". También le acusa de criminalizar la derecha como "fascista" y de permitir que el terror dañe la "credibilidad española y de sus instituciones". Kaminiski concluye que España no puede "asumir más accidentes" como Zapatero.

En su editorial firmado por Matthew Kaminiski y titulado: "El legado del terror en España", The Wall Street Journal analiza con dureza la España de Zapatero a propósito del tercer aniversario del 11-M y la excarcelación de De Juana Chaos. Le adjudica la división de España de una forma "sectaria" y le acusa de provocar una masiva protesta ciudadana –"dos millones"– por su "débil" política anti-ETA. Sobre las reformas estatutarias dice que podrían ser la "primera piedra" para "la ruptura de España". También le acusa de criminalizar la derecha como "fascista" y de permitir que el terror dañe la "credibilidad española y de sus instituciones". Kaminiski concluye que España no puede "asumir más accidentes" como Zapatero.
(Libertad Digital) Matthew Kaminski atribuye "el nerviosismo" actual de España a su "líder". Quien firma el editorial del prestigioso diario norteamericano se reafirma en la idea de que Zapatero con "un expediente académico y político poco distinguido, un mínimo bagaje internacional y ningún idioma extranjero" es un "presidente por accidente" y que "ni los socialistas pensaban que iba a ganar". Es por todo ello porque Kaminski cree que  "el país puede difícilmente permitirse más accidentes".
 
El autor, miembro del consejo editorial del WSJ, acusa a Zapatero de alentar a Cataluña y el País Vasco, regiones "ampliamente descentralizadas", a buscar "nuevos acuerdos de autonomía" que cuestionan el "orden constitucional" y que podría suponer la "primera piedra" para una "ruptura de España". Con la intención "completar la imagen de un estado dividido", dice que Zapatero ha abierto las heridas de la "horrible" guerra civil y que "abiertamente hace política con la historia". Pone como ejemplos la retirada de las estatuas de Franco con trato de "ceremonia" y el ataque del "clero" y la "burguesía", los "enemigos de la II República".  
 
Sobre el ambiente que se vive en España, Kaminski recoge las opiniones de Hermann Tertsch, columnista de El País. Éste dice que desde que el señor Zapatero es presidente del Gobierno –y en realidad desde los atentados– "hemos visto el surgimiento de dos Españas". Agrega que el ambiente es "muy muy tenso" cercano a la "confrontación real". Al ser preguntado sobre si ésta podría ser violenta, Tertsch responde que "cualquier cosa podría pasar". Respecto a este asunto reesribe comentarios que le hizo Aznar al asegurándole que el peligro de España era la "balcanización del país". El ex presidente se preguntó ante el autor del artículo por qué Zapatero había apostado por "arriesgar todo, cuando las cosas estaban yendo tan bien".
 

 
Kaminski critica que "una de las economías más dinámicas de Europa y una exitosa nueva democracia" pueda llevarse por estos derroteros y aunque pueda parecer una "exageración" asegura que no son sólo los "anti-Zapatero"  los que "vociferan esta ansiedad" que últimamente, en su opinión, se "refleja en el serio daño que el terrorismo ha causado en la confianza de España y a sus instituciones".
 
El escritor compara al principio de su artículo las reacciones de la sociedad americana y la española tras haber sufrido sendos atentados terroristas y lamenta que mientras EEUU "se unificó"; España se "dividió" de forma "sectaria". Denuncia la utilización electoral de la "izquierda" y los "socialistas antiamericanos" que "rápidamente" divulgó la idea de que el atentado se debía a la intervención de Iraq.  "Los arquitectos islamistas no podrían haber soñado un mejor resultado en su golpe tres días antes de las encuestas".
 
 
Para Kaminski la carga emocional del 11-M pudo notarse un día antes de los "sobrios" actos del aniversario de este domingo y con la gran manifestación convocada por el PP en contra de la "débil" postura del Gobierno socialista frente al terrorismo, en especial después de la excarcelación del etarra De Juana Chaos. Menciona además a José María Aznar para quien la actitud del Gobierno en este caso demuestra "una actitud cobarde y falta de dignidad". Recoge en su artículo el contraataque socialista que acusa al Ejecutivo de Aznar de "hipócrita" por haber liberado a presos de ETA; pero indica que desde la redacción de WSJ se ha intentado entrevistar al Rodríguez Zapatero sobre esta cuestión y él lo "ha rechazado".
 
Se hace eco también de la inquietud de la sociedad española sobre el Once de Marzo pues, en su opinión, "resulta difícil aceptar" que el actual ambiente de tensión en una nación tan antigua como España tenga su origen en "una docena" de descendientes de marroquíes que obtuvieron dinero de la venta de "hachís para fabricar bombas caseras". Por eso –dice– abundan "teorías conspirativas": "parte apunta la participación de ETA", o "la de los servicios secretos marroquíes" para forzar un cambio de gobierno más afín, o incluso de que se trate de "un golpe de Estado de izquierdas". También recoge "explicaciones más inocentes" que se basan en que un trabajo policial chapucero ha entorpecido las investigaciones y ha dejado a los españoles preguntándose quienes son los verdaderos culpables, sin que los partidos políticos hayan colaborado en dilucidar las dudas.

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