(Libertad Digital) El guía canino, ante la insistencia de la Fiscalía por sugerir que el perro no detectó explosivos porque estaba cansado reiteró que el intervalo "entre servicio y servicio no fue rápido" y al perro "le daba tiempo a descansar". No está seguro de si la furgoneta quedó precintada, pero de lo que se mostró convencido es de que se enteró que había explosivos por los medios de comunicación.
También dejó claro que aunque las inspecciones exteriores se suelen hacer para localizar bombas adosadas al vehículo, un perro entrenado en detección de explosivos está perfectamente capacitado para detectar, desde el exterior, explosivos en el interior de vehículo. El testigo policial explicó que depende de cómo esté empaquetado el explosivo, pero los restos que aparecieron en la furgoneta una vez llegó a la comisaría de Canillas no tenía niguna protección, aunque, eso sí, su cantidad era muy escasa.
Este asunto también salió a relucir en la declaración de Sánchez Manzano, que consideró que es normal que el perro no detectase los explosivos porque "cuando hay una explosión la eficacia es muy escasa" porque el ambiente queda muy contaminado. Sin embargo el guía canino señaló que el anterior servicio que había realizado el perro fue en la estación de Chamartín, donde no hubo explosiones, y se trataba de unas mochilas que se habían dejado olvidadas. En Alcalá, donde estaba la furgoneta, tampoco hubo ninguna explosión. Además pese a dudar de la eficacia de los perros cuando hay explosiones, la furgoneta, una vez inspeccionada, se consideró limpia o segura y por eso se trasladó a la comisaría de Canillas.