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China somete a censura previa una carta del Papa mientras De La Vega destaca el "avance" de la dictadura en derechos humanos

Un día después de que la vicepresidenta española destacase el "avance" del régimen comunista de Beijing en el respeto a los derechos humanos, El Vaticano ha reconocido que deberá someter a la censura previa de la dictadura la carta que Benedicto XVI dirigirá en las próximas semanas a los católicos chinos. Según el diario South China Morning Post, se trata de un simple "gesto de cortesía" de la Iglesia con el Estado, pero lo cierto es que, según ha admitido el cardenal de Hong Kong, Joseph Zen Ze-kiun, el adelanto de la carta "dará a Pekín tiempo para asimilar los detalles y preparar su reacción", aunque la Iglesia insiste en que "no negociará cambios en su contenido".

Un día después de que la vicepresidenta española destacase el "avance" del régimen comunista de Beijing en el respeto a los derechos humanos, El Vaticano ha reconocido que deberá someter a la censura previa de la dictadura la carta que Benedicto XVI dirigirá en las próximas semanas a los católicos chinos. Según el diario South China Morning Post, se trata de un simple "gesto de cortesía" de la Iglesia con el Estado, pero lo cierto es que, según ha admitido el cardenal de Hong Kong, Joseph Zen Ze-kiun, el adelanto de la carta "dará a Pekín tiempo para asimilar los detalles y preparar su reacción", aunque la Iglesia insiste en que "no negociará cambios en su contenido".
LD (Efe) La carta del Papa a los católicos chinos, que fue anunciada el pasado enero, está ya redactada en italiano y cuando las traducciones al mandarín y al inglés estén terminadas, se enviarán a Pekín unos cinco días antes de su divulgación general, afirma el rotativo.

Aunque su contenido no se ha desvelado, los analistas creen se dedicará a enfatizar la función evangélica de la Iglesia Católica, y se centrará más en los asuntos pastorales que en los diplomáticos.

Pekín manifestó que aguarda "con mucho interés" la carta aunque reiteró, que para el restablecimiento de las relaciones, Roma debe romper sus lazos con Taiwán y comprometerse a no entrometerse en los "asuntos internos" chinos, entre ellos, el nombramiento de obispos.

"Aunque Pekín estará descontento con algunos puntos, la carta del Santo Padre traerá estabilidad y reconciliación a la Iglesia, lo que va en línea con el deseo de Pekín de lograr la armonía social", dijo al rotativo de Hong Kong una fuente cercana a las conversaciones entre China y El Vaticano que pidió el anonimato.

Pekín y Roma rompieron sus lazos en 1951, cuando el Gobierno de Mao Zedong expulsó al nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Riberi, y estableció la Iglesia Patriótica Católica bajo la dirección del Partido Comunista.

Las conversaciones para restaurar las relaciones comenzaron en 1987 y, aunque todavía no han llegado a buen puerto. Los miembros de las dos iglesias, la clandestina (entre 8 y 10 millones de fieles) y la oficial (unos 5 millones), han comenzado a cooperar en varias partes del país.

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