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Pyongyang celebra el incumplimiento del desarme nuclear con un festival estalinista

Corea del Norte ni ha apagado el reactor de ni ha permitido la entrada de inspectores de Naciones Unidas.

Corea del Norte ni ha apagado el reactor de ni ha permitido la entrada de inspectores de Naciones Unidas.

L D (Agencias) Ni la agencia norcoreana de noticias ni la televisión pública, que ofreció la tradicional ración de películas patrióticas, y tampoco el diario oficial del régimen estalinista Rodong Sinmun aludieron al inicio de la suspensión de las actividades en la central nuclear de Yongbyon.

Las autoridades norcoreanas habían advertido la víspera que sólo comenzarán a aplicar el histórico acuerdo de Pekín cuando tuvieran la certeza de recibir los 25 millones de dólares de sus cuentas bancarias de Macao. La recuperación de esos fondos, embargados durante un año y medio por Estados Unidos y desbloqueados el pasado 19 de marzo, se ha convertido en una nueva piedra en el camino de la anhelada desnuclearización de la península coreana.

Debido a ese dinero, Pyongyang ya dejó tirados a finales de marzo a los otros cinco negociadores (China, EEUU, Corea del Sur, Rusia y Japón) en la sexta ronda de conversaciones multipartitas y ahora ha incumplido el plazo de 60 días para comenzar la suspensión de su programa nuclear.

Pyongyang culpa a Washington de los problemas técnicos relacionados con la imposibilidad recuperar esos 25 millones de dólares, aunque insiste en su compromiso con el desarme a cambio de ayuda energética.

El proceso técnico de suspensión de las actividades en la central de Yongbyon "requiere una semana" y Pyongyang no tiene intención de ponerse manos a la obra antes de recibir el dinero, aseguró recientemente un alto cargo norcoreano a la agencia rusa Interfax.

En todo caso, Estados Unidos, Corea del Sur y China pusieron al mal tiempo buena cara y descartaron que el incumplimiento del plazo suponga una grave violación de los acuerdos. Como nota positiva, Pyongyang ha dejado claras sus buenas intenciones al insistir en que permitirá la entrada en sus instalaciones nucleares a los inspectores internacionales que expulsó a finales de 2002, poco después del estallido de la actual crisis.

En un intento de abortar una nueva crisis en el proceso de negociación que comenzó en agosto de 2003, todas las partes parecen haber dado a Pyongyang una prórroga para que comience el cierre del reactor de 50 MW de Yongbyon, construido a mediados de los años 80 a unos cien kilómetros de Pyongyang.

A la vista de las circunstancias y en una nueva muestra de voluntarismo comunista, Corea del Norte decidió adelantar la inauguración del Festival del Sol "Arirang", que rinde anualmente tributo a Kim Il-sung, que fundó la Repúlica Popular Democrática de Corea el 9 de septiembre de 1948.

En principio, el acto estaba previsto para mañana, 15 de abril. cuando se cumplen 95 años desde el nacimiento del "presidente eterno", guía espiritual del pueblo norcoreano y elevado a los altares tras su muerte en 1994.

En el emblemático estadio Primero de Mayo, con un aforo de 150.000 espectadores, más de cien mil personas participarán todos los días durante el próximo mes en este espectáculo de masas que predica la vigencia de la utopía del paraíso comunista.

Es el "Juche", más una religión que una sistema ideológico, cuyos principales dogmas son la autarquía económica, la independencia política y el Songun: la prioridad del gasto militar sobre cualquier otra consideración.

Una de las muchas delegaciones invitadas es el Partido del Trabajo (PT) de México, que cuenta con doce escaños parlamentarios, y que ha enviado a Pyongyang a cuatro de sus dirigentes nacionales. La actitud de las autoridades norcoreanas es paradójica, pues los los problemas del energéticos del Reino Hermita son acuciantes y el inicio del desarme les reportaría 50.000 toneladas de petróleo.

A partir de las seis de la tarde Pyongyang es una ciudad a oscuras, sin apenas alumbrado público en las calles, con excepción de los potentes focos que iluminan los monumentos al padre de la patria, Kim Il-sung, y a su sucesor, Kim Jong-il. Las fábricas funcionan a menos de la mitad de su capacidad, los norcoreanos van andando a todas partes, los coches brillan por su ausencia y son raras hasta las bicicletas, a diferencia de la vecina China.

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