L D (EFE) Nadal ha demostrado por qué acumula 72 partidos imbatido sobre tierra -el último lo perdió ante el ruso Igor Andreev en abril de 2005 en los cuartos de final del Abierto de la Comunidad Valenciana-. Cada vez que le tocó jugar en esa superficie se le vio más cómodo, dominando el punto, pese a que Federer, que acumula 42 triunfos seguidos en hierba, no se lo puso nada fácil restando en esa superficie. El número dos del mundo pegó "palos" contundentes desde la arcilla y adoptó una actitud más defensiva cuando se movió sobre la hierba. Esta superficie exige golpes más definidos, sobre todo, en la volea y desde el fondo.
Los espectadores pudieron apreciar las diferencias sustanciales que se registran en un partido que se disputa sobre una pista mixta, y los dos mejores jugadores del mundo las sufrieron en carne propia. Rafa Nadal ya empezaba a mentalizarse cuando se calzaba las zapatillas apropiadas para la hierba y Federer hacía lo propio en los momentos en que enfilaba sus pasos hacia la tierra batida. Tras un intercambio de golpes para estudiar la situación, el mallorquín, con el apoyo ruidoso e incansable de sus paisanos, tomó la iniciativa en los juegos que le situaron sobre su superficie favorita.
El suizo, dubitativo al principio, empezó a desplegar su juego tan característico, espectacular, académico y elegante, lo que provocó admiración en las gradas. Federer se mueve con autoridad sobre la hierba y allí sumó muchos puntos. El control de la situación en cada momento y la rapidez para cambiar de mentalidad al mismo tiempo que se cambiaba de pista fueron determinantes en el triunfo de Nadal. En los primeros puntos, el mallorquín se mostró mucho más sereno que su rival. Empezó en tierra e, incluso, tuvo tres pelotas para romper el saque al número uno cuando cambió a hierba. Pero, a partir de ese momento se vio al mejor Federer.
La 'Batalla de la Superficies' tuvo una puesta en escena espectacular, con animadores micrófono en mano levantando al público de sus asientos y los protagonistas, Nadal y Federer, haciendo cada uno una entrada triunfal desde el fondo de las gradas, al más puro estilo de los grandes combates de boxeo. Todo ello con unas gradas repletas de aficionados que disfrutaron viendo en acción a los dos mejores jugadores del mundo, sorteando como pudieron las dificultades que les planteó la pista mixta.
Los espectadores pudieron apreciar las diferencias sustanciales que se registran en un partido que se disputa sobre una pista mixta, y los dos mejores jugadores del mundo las sufrieron en carne propia. Rafa Nadal ya empezaba a mentalizarse cuando se calzaba las zapatillas apropiadas para la hierba y Federer hacía lo propio en los momentos en que enfilaba sus pasos hacia la tierra batida. Tras un intercambio de golpes para estudiar la situación, el mallorquín, con el apoyo ruidoso e incansable de sus paisanos, tomó la iniciativa en los juegos que le situaron sobre su superficie favorita.
El suizo, dubitativo al principio, empezó a desplegar su juego tan característico, espectacular, académico y elegante, lo que provocó admiración en las gradas. Federer se mueve con autoridad sobre la hierba y allí sumó muchos puntos. El control de la situación en cada momento y la rapidez para cambiar de mentalidad al mismo tiempo que se cambiaba de pista fueron determinantes en el triunfo de Nadal. En los primeros puntos, el mallorquín se mostró mucho más sereno que su rival. Empezó en tierra e, incluso, tuvo tres pelotas para romper el saque al número uno cuando cambió a hierba. Pero, a partir de ese momento se vio al mejor Federer.
La 'Batalla de la Superficies' tuvo una puesta en escena espectacular, con animadores micrófono en mano levantando al público de sus asientos y los protagonistas, Nadal y Federer, haciendo cada uno una entrada triunfal desde el fondo de las gradas, al más puro estilo de los grandes combates de boxeo. Todo ello con unas gradas repletas de aficionados que disfrutaron viendo en acción a los dos mejores jugadores del mundo, sorteando como pudieron las dificultades que les planteó la pista mixta.