L D (Carlos Morenilla/Valencia) Dos derrotas seguidas en las dos primeras pruebas disputadas pesan como una losa. Luis Doreste fue el principal responsable de la última. El barco español no había estado nunca, hasta ahora, con una posición de dominio sobre su rival, y el martes el Desafío rozó el ridículo. Y con eso partía el barco español. Sin embargo, la tripulación ha apretado los dientes y ha salido a por la victoria. Luis Doreste ha demostrado la valentía del navegante que sabe lo que está haciendo. El Desafío ha ganado. Y ha ganado algo más que una regata. Ha ganado la fe en la victoria final.
La presalida
Bandera azul para los españoles, y los para los neozelandeses amarilla con el lado derecho. En la primera aproximación los barcos se colocaron frente a la línea de meta aproados al viento y quietos. Trascurrieron varios minutos y los españoles aguantaron la posición. Cuando faltaban poco más de dos minutos, el New Zealand la rompió y navegó hacia la derecha confiando en su poderosa arrancada, pero los españoles los estaban vigilando. El Desafío arrancó tan rápido como ellos y se les colocó a su popa. El New Zealand no puede maniobrar libre a popa. El tiempo para la salida se acorta. Ahora los barcos ya pueden navegar a la línea con tiempo de sobra, pero el barco español no suelta su presa, mientras el New Zealand zigzaguea.
Sigue creyendo en su mayor velocidad, y el español le sigue el rumbo. Cuando cree que ha ganado suficiente distancia, los neozelandeses intentan cruzar por la proa del barco español, pero no hay sitio. El Desafío se abalanza sobre su rival y, cuando parece que la colisión es inevitable, lo sortea y levanta la bandera de protesta. De inmediato en la lancha de los árbitros aparece la bandera amarilla. El Desafío ha ganado. En el barco neozelandés parece abrirse un boquete que ya no conseguirán cerrar.
La ceñida
El barco español le ha ganado todo en la presalida al representante de Nueva Zelanda, una penalización, el lado derecho y el barlovento. Navega con algunos metros de ventaja y en una posición de control sobre su rival, pero el lado bueno del campo de regatas es el contrario al que se dirigen. Y ahí es, precisamente, donde surge el carácter ganador de Luis Doreste. Cualquier otro hubiera mantenido la posición de marcaje que terminaría desembocando en una guerra de viradas con resultado incierto. Una penalización es ventaja pero se puede remontar, y eso es lo que esperaban los 'kiwis' una vez repuestos del susto. Pero Luis Doreste ha ordenado el cambio de rumbo, y el barco español ha virado rompiendo cualquier compromiso con su rival. Esa maniobra es la que hizo perder toda opción de triunfo a los españoles en la segunda regata; y la había ordenado Doreste.
En la base del Desafío se vieron caras de pánico. Gritos y expectación. Los neozelandeses tardaron un poco en reaccionar, esperaban el milagro del role del último día, pero la lotería no toca siempre. Cuando viraron para seguir al Desafío se vio enseguida que el barco de Karol Jablonski recibía mayor presión de viento. Poco a poco los españoles se iban distanciando. Con un viento estable e intenso, el barco español hacía mejor rumbo. Se hicieron las viradas justas. En cada una, los neozelandeses recortaban, pero el barco español no los seguía. Cuando iban en rumbos cambiados el Desafío mantenía el suyo si le beneficiaba. En la boya de barlovento la paliza estaba servida. Al final, el Desafío llegó a meta por delante sin necesitar para nada la penalización. El tiempo de ventaja era casi la suma de lo que perdió en las dos derrotas. Resultado, 2-1 para el New Zealand... por ahora.
Pánico en el New Zealand
Parece que la sombra de Russell Coutts ha vuelto. Y ahora navega en el barco español. Se llama Luis Doreste. Este jueves no hay regatas, es de reserva-descanso, y los neozelandeses tienen 48 horas para recordar viejas pesadillas. Resulta que su rival elegido, su 'perita en dulce', se les acaba de indigestar y van a pasar muy malos ratos. El Desafío sabe ahora que puede ganar. Ha encontrado su líder y Karol Jablonski, que mejor que patrón es un caña extraordinario, como ha demostrado en esta prueba, sabrá aprovecharlo. Victoria en el momento psicológico que sabe a triunfo final.
El Luna Rossa vence al BMW-Oracle
En la otra semifinal entre el Luna Rossa y el BMW-Oracle apenas ha habido lucha. Los italianos han derrotado a los estadounidenses con total contundencia. De principio a fin han mantenido la iniciativa y la ventaja. Esta vez han hecho bien sus deberes y no han dado opción a su rival, como hicieron en la prueba anterior. Una distancia insalvable ha separado siempre ambos barcos y pone la cosas casi imposibles para los americanos, porque Luna Rossa ya sabe ahora que puede ganar las siguientes tres regatas, que les faltan para su clasificación, a un rival muy inferior en todas las situaciones de carrera. Resultado, 2-1 para el Luna Rossa.