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La oposición democristiana gana las legislativas en Bélgica

La coalición democristiana CD&V-NVA ha ganado las elecciones legislativas celebradas este domingo en Bélgica, según resultados parciales con el 75 por ciento de los votos escrutados. De certificarse, el actual primer ministro, Guy Verhofstadt y su partido, los Liberales y Demócratas Flamencos, quedarían en la oposición tras ocho años de dominio político.

L D (Agencias) El primer ministro belga, el liberal Guy Verhofstadt, asumió la responsabilidad por los malos resultados de su partido, El flamenco VLD, que logró el 18, 5 por ciento de los votos frente al 24,2 por ciento cosechado en 2003, con el 75 por ciento de los votos escrutados. "Los ciudadanos han votado por otra mayoría (diferente a la coalición gubernamental de liberales y socialistas) y yo asumo la responsabilidad por el resultado de mi partido", dijo Verhofstadt en una declaración.

Sin embargo, aseguró que la bajada de su partido no reduce la importancia del proyecto liberal en la política belga, al recalcar que "la fuerza de nuestra familia liberal sigue siendo grande". Por su parte, el partido liberal francófono MR, que es una formación independiente pero que forma parte de la familia política del VLD, aumentó en Valonia su apoyo y reforzó su posición como segunda fuerza más grande de esta región del sur del país.

El primer ministro saliente se mostró convencido de que su partido ha hecho un buen trabajo y destacó la buena salud de la economía, los importantes logros en el ámbito ético y la mayor voz de Bélgica en la escena internacional. También se mostró convencido de que el resultado podría significar "un nuevo inicio" para el VLD que, según él, está preparado para el futuro.
 
Regreso al poder tras ocho años de oposición
 
Hasta este momento, Verhofstadt ha logrado reunir en sucesivos acuerdos, a través de dos gobiernos de coalición con los socialistas, a germanófonos y francoparlantes en un acto de malabarismo que, al final, ha terminado minando su credibilidad en ambos sectores.
 
De esta forma, el partido del primer ministro, el de los Liberales y Demócratas Flamencos (VLD), ha descendido de la primera a la cuarta posición en Flandes, donde seis millones de los más de 10 y medio de sus ciudadanos han sido partidarios tradicionales del primer ministro. Ahora, con un 18,6 por ciento de la intención de voto frente al 24,4 obtenido en las pasadas elecciones de 2003, pocos le conceden oportunidad alguna. Y sin embargo, Verhofstadt mantiene su optimismo.
 
Para los cristiano–demócratas, estas cifras vaticinan un regreso al poder tras ocho largos años en la oposición. "Es normal que el pueblo quiera algo distinto", opinó Leterme ante los medios. Si su partido gana, el líder democristiano debería abandonar su puesto como presidente del Gobierno regional flamenco para postularse al cargo de primer ministro de toda Bélgica.
 
Otro tanto sucede en el sur de la región de Valonia –que con Flandes y Bruselas compone el estado federal belga–. Allí, los políticos han orientado sus esfuerzos a conseguir, por primera vez en tres décadas, que un primer ministro francófono llegue al poder.
 
A pesar de que los escándalos han afectado continuamente al Parti Socialiste, su popularidad no ha decrecido en la clase trabajadora ni en sus relaciones con Verhofstadt durante ocho años de coalición. El PS es, según las encuestas, el principal partido de habla francesa en el país, con un 33,1 por ciento en intención de voto: a pesar de un descenso de más de tres puntos respecto a 2003, sigue por delante de los Liberal Demócratas franco parlantes (26, 7 por ciento).
 
Y en lo que a la extrema derecha se refiere, representada por el Vlaams Belang (Interés Flamenco), incluso los propios miembros del partido esperan un resultado inferior al alcanzado en las regionales de 2004. Los resultados son peores en Bruselas, que en Valonia, donde parece ser que el VB se ha asentado sin mayores complicaciones. Los 7,7 millones de belgas tenían hoy la obligación de votar para elegir a los 150 diputados de la Cámara de Representantes –cámara baja del parlamento belga– y a 40 de los 71 senadores.

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