L D (EFE) Con más anticipación de la esperada el Valladolid, el Almería y el Murcia firmaron su retorno a Primera División en una campaña que contempló la efímera experiencia en la categoría del Vecindario, Ponferradina y Castilla, que un año después vuelven a Segunda B acompañados del Lorca. La última jornada de Segunda División careció de emoción competitiva. Con el Valladolid como campeón, que cerró el curso con un triunfo ante el Numancia (1-2), el Almería terminó segundo después de su triunfo por 3-0 frente al colista, el Vecindario, y la derrota del Murcia, que salió malparado en su campo en el choque contra el Tenerife (1-4).
Los tres ascendidos aglutinan una evidente experiencia en Primera. El conjunto pucelano, histórico en la máxima categoría, ha tardado tres años en lograr el ascenso después de echar por tierra ambiciosos proyectos precedentes. Uno más ha tardado el Murcia, que ascendió previamente poco después de que Jesús Samper se hiciera con la presidencia de la entidad y al que sitúa de nuevo en la máxima categoría.
Mucho más ha tardado el Almería, lejos inicialmente de sus objetivos, se contempla como equipo de Primera veintiséis temporadas después y tras un duro peregrinar por las categorías inferiores. El Valladolid, el Almería y el Vecindario dejaron como trámite la carrera por el liderato. Antes de afrontar el último tercio del torneo la situación estaba decidida. Su renta respecto al resto de aspirantes terminó por ser insalvable. No hubo ocasiones para el Ciudad Murcia, que terminó cuarto y cerró la campaña con una derrota ante el Salamanca.
Ni para el Cádiz, que cerró con un empate contra el Castilla una temporada llena de decepciones para ambos. Igual que el Albacete y el Tenerife. El primero completó el curso, inicialmente con miras más altas, con una vitoria y el adiós de su jugador Santi. La parte baja, sin embargo, mantuvo emoción hasta la penúltima jornada. La igualdad prolongó la amenaza a más de la mitad de los equipos hasta el tramo final.
No fue el caso del Vecindario, desahuciado casi desde el principio. Condenado a la condición de colista y despedido de la categoría con varias semanas de antelación. Después cayó el Lorca, que puso el punto y final a su aventura en la categoría. Tardó más el Ponferradina, un recién llegado que volvió a Segunda B a tres partidos de la conclusión. Y después del Castilla, incrustado en la zona de descenso tras un curso irregular, de donde no pudo escapar a pesar de la zozobra y los problemas que padecieron equipos como el Alavés, Sporting y Málaga.
El tiempo que viene desvelará el futuro de varios clubes. Hasta cinco entidades -Ciudad Murcia, Cádiz, Xerez, Castellón y Málaga- están inmersos en procesos de venta y cambios de dueño. Tras culminar la del conjunto murciano, la gaditana parece más próxima.
Los tres ascendidos aglutinan una evidente experiencia en Primera. El conjunto pucelano, histórico en la máxima categoría, ha tardado tres años en lograr el ascenso después de echar por tierra ambiciosos proyectos precedentes. Uno más ha tardado el Murcia, que ascendió previamente poco después de que Jesús Samper se hiciera con la presidencia de la entidad y al que sitúa de nuevo en la máxima categoría.
Mucho más ha tardado el Almería, lejos inicialmente de sus objetivos, se contempla como equipo de Primera veintiséis temporadas después y tras un duro peregrinar por las categorías inferiores. El Valladolid, el Almería y el Vecindario dejaron como trámite la carrera por el liderato. Antes de afrontar el último tercio del torneo la situación estaba decidida. Su renta respecto al resto de aspirantes terminó por ser insalvable. No hubo ocasiones para el Ciudad Murcia, que terminó cuarto y cerró la campaña con una derrota ante el Salamanca.
Ni para el Cádiz, que cerró con un empate contra el Castilla una temporada llena de decepciones para ambos. Igual que el Albacete y el Tenerife. El primero completó el curso, inicialmente con miras más altas, con una vitoria y el adiós de su jugador Santi. La parte baja, sin embargo, mantuvo emoción hasta la penúltima jornada. La igualdad prolongó la amenaza a más de la mitad de los equipos hasta el tramo final.
No fue el caso del Vecindario, desahuciado casi desde el principio. Condenado a la condición de colista y despedido de la categoría con varias semanas de antelación. Después cayó el Lorca, que puso el punto y final a su aventura en la categoría. Tardó más el Ponferradina, un recién llegado que volvió a Segunda B a tres partidos de la conclusión. Y después del Castilla, incrustado en la zona de descenso tras un curso irregular, de donde no pudo escapar a pesar de la zozobra y los problemas que padecieron equipos como el Alavés, Sporting y Málaga.
El tiempo que viene desvelará el futuro de varios clubes. Hasta cinco entidades -Ciudad Murcia, Cádiz, Xerez, Castellón y Málaga- están inmersos en procesos de venta y cambios de dueño. Tras culminar la del conjunto murciano, la gaditana parece más próxima.