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La Reserva Federal podría volver a rescatar nuevos bancos en EEUU

Un escalofrío recorre el mercado bursátil estadounidense. Las agencias de calificación de riesgos han rebajado recientemente la calidad crediticia de la deuda emitida por las principales aseguradoras de bonos hipotecarios de EEUU (Ambac y MBIA), así como de algunos de los principales bancos de inversión norteamericanos. Dichos recortes acrecientan los riesgos financieros y avanzan la posibilidad de que la Reserva Federal acuda nuevamente al rescate de activos, tal y como aconteció con Bear Stearns.

Un escalofrío recorre el mercado bursátil estadounidense. Las agencias de calificación de riesgos han rebajado recientemente la calidad crediticia de la deuda emitida por las principales aseguradoras de bonos hipotecarios de EEUU (Ambac y MBIA), así como de algunos de los principales bancos de inversión norteamericanos. Dichos recortes acrecientan los riesgos financieros y avanzan la posibilidad de que la Reserva Federal acuda nuevamente al rescate de activos, tal y como aconteció con Bear Stearns.
LD (M. Llamas) Hace apenas un mes, la mayoría de los analistas reiteraron que lo peor de la crisis financiera internacional “ya había pasado”. De hecho, este mismo martes el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se ha mostrado convencido de que lo peor de la crisis ya ha pasado. Sin embargo, la realidad que presenta el mercado a día de hoy contrasta con el pretendido optimismo de tales afirmaciones. El credit crunch sigue su curso y, con el paso del tiempo, salpica a un mayor número de entidades y productos financieros, tal y como avanzó Libertad Digital.
 
El pasado jueves Standard and Poor's recortó el rating crediticio de las dos principales agencias monoline (aseguradoras de bonos) de EEUU, Ambac y MBIA, desde triple-A a doble-A. La degradación afecta a cerca de 1 billón de dólares de deuda que estaba asegurada por ambas entidades a finales del pasado mes de marzo.
 
El Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE) advertía en su segundo boletín que “a finales de 2007, Ambac aseguraba bonos hipotecarios subprime por valor de 8.800 millones de dólares y CDOs (instrumento de derivados de crédito) de 29.200 millones”.Por su parte, MBIA tenía una exposición a CDOs (Collaterized Debt Obligations) por importe de 30.600 millones”.
 
“Si comparamos estas cifras con unos tímidos fondos propios de 5.650 millones y 6.960 millones respectivamente, puede uno comprender la magnitud del riesgo en el que ambas monoline incurrían. De hecho, una conservadora estimación de JP Morgan sostiene que las monoline acumulan pérdidas de 29.000 millones de euros por su exposición al sector hipotecario, de modo que ya estarían técnicamente quebradas”, según señala el OCE. No obstante, ambas compañías perdieron casi 45 veces su valor en menos de un año.
 
 
 
 
De ahí que el OCE se preguntara cuánto tiempo pensaban mantener las agencias de calificación “unos ratings disparatados, que parecen más destinados a engañar a los inversores que a arrojar luz sobre cuál es la verdadera situación del mercado”. La citada rebaja de calidad crediticia acaba de tener lugar, y sus efectos son muy importantes.
 
En primer lugar, según el Observatorio, “la degradación de las monoline provoca automáticamente la degradación de todos los productos que estaban asegurando. De modo que si, por ejemplo, una hipoteca subprime seguía teniendo rating AAA gracias a las monoline, ahora pasará a AA”.

”Obviamente, esto reduce el valor de los activos asegurados por las monoline, de modo que sus tenedores verán reducir seriamente sus patrimonios”, advierte el OCE. Entre sus tenedores destacan los bancos, “cuya exposición podría superar los 600.000 millones de dólares (el 60 por ciento del PIB español), si bien hay que matizar que varios bancos ya habían empezado a provisionar contra estos activos dudosos”, añade.

Además, muchas instituciones (también los bancos) tienen reguladas sus reservas y su capital mínimos en función del riesgo de sus activos. Dicho de otra manera, cuanto más arriesgado se vuelva el activo, más capital o más reservas (margen de apalancamiento) deberán poseer. “La actual degradación supone que todas estas instituciones tendrán que captar más capital y más liquidez, lo que resulta enormemente complicado en los mercados financieros actuales”, ante sequía que padece el mercado interbancario.

Por otro lado, “buena parte de la expansión crediticia de la Reserva Federal (Fed) se ha realizado contra estos activos. La Fed pedirá ahora a los bancos que incrementen el colateral que respaldaba sus préstamos. Y, en todo caso, cuando el préstamo termine, la capacidad de la Fed para expandir el crédito se reducirá aun más, ya que los bancos habrán perdido buena parte de sus activos descontables”. En teoría, los de mayor calidad, indica. “ Y eso en el supuesto más optimista, ya que en el peor de los escenarios los bancos no serán capaces de aportar más colateral y el activo de la Fed se degradará aún más”.
 
Necesidad de más liquidez

Por último, pero no por ello menos relevante, otras instituciones, tales como los fondos de pensiones, “tienen establecido en sus estatutos que sólo pueden poseer deuda calificada como AAA. Por tanto, tras esta degradación tendrán que vender masivamente todos estos bonos, lo que aún reducirá más su precio y amplificará los efectos anteriores”, advierte el OCE.
 
Sin embargo, las monoline de EEUU no son las únicas entidades que atraviesan por graves dificultades. La incertidumbre financiera también envuelve las cuentas de los principales bancos hipotecarios de la economía norteamericana. A este panorama nada halagüeño se están sumando progresivamante algunos de los bancos de inversión más importantes de la primera potencia económica mundial. Las pérdidas que ha registrado Lehman Brothers durante el segundo trimestre del 2008 constituyen buena prueba de ello.
 
En lo que va de año ya han quebrado cuatro bancos en EEUU, y todo parece indicar que se multiplicarán en el futuro cercano. De hecho, algunos analistas norteamericanos estiman entre 150 y 300 quiebras bancarias en los próximos dos años.
 

Por el momento, la agencia de calificación Standard and Poor's ha degradado recientemente los ratings de Morgan Stanley, Merrill Lynch y Lehman Brothers al esperar que se mutlipliquen los defaults (impagos) de sus préstamos, tal y como informa Bloomberg. También Moody´s se ha visto obligado a realizar bruscas correcciones, excusándose en errores informáticos.
 
Aumenta la morosidad de bonos municipales y tarjetas de crédito
 
Así, dicha agencia asignó la Triple A  (categoría que se concede a los valores de menor riesgo), a miles de millones de dólares de productos de deuda estructurada, según publicó el diario británico Financial Times (FT). Los productos implicados, dirigidos a inversores institucionales, han supuesto rebajas de su valor contable para aquellos que aún los mantienen y pérdidas de hasta un 60 por ciento de la inversión para quienes decidieron venderlos.
 
Pero el efecto subprime se extiende  también a otros productos, tal y como avanzó LD. Así, la insolvencia  que presentan los bonos municipales (deuda emitida por las entidades locales) ya se han triplicado en lo que va de año con respecto a 2007. Precisamente, los principales aseguradores de estos bonos son las agencias monoline.
 
Por último, la Fed advirtió hace escasa fechas que la morosidad en las tarjetas de crédito aumentó un 4,86 por ciento en el primer trimestre de 2008, mientras que las tarjetas revolving (las más utilizadas en las compras de crédito) registaron un incremento del 7,9 por ciento. La compañía del sector Target ha provisionado, por el momento, impagos del 8,1 por ciento sobre sus ingresos de tarjetas de crédito. De este modo, la mala deuda se cobra más víctimas. Y eso, que la crisis había tocado fondo, según los expertos.

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