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Federico Jiménez Losantos

La ONU, de la cobardía a la nada

En el último año, la ONU se ha convertido en la trinchera desde la que los enemigos de los USA, que suelen serlo también de Occidente, han saboteado todas las iniciativas serias en la guerra contra el terrorismo, y de forma muy especial la Guerra de Irak. Con el sinuoso Annan al frente, todo lo intentaron para ayudar a Sadam Husein, todo lo amañaron para impedir la intervención militar de la coalición internacional, todo siguen intentándolo para dificultar la creación de un régimen iraquí que no suponga una letal amenaza para el mundo, especialmente para sus vecinos y singularmente para sus ciudadanos. "Kakoffi" forma con Chirac y Schroeder el trío más desvergonzadamente miserable de cuantos, debiéndoselo todo a la protección de los USA, dedican todos sus esfuerzos a sabotear sus posiciones y, cuando pueden, a dispararle por la espalda.

Hasta hace pocos días, Chirac y sus cofrades sadamitas han opuesto la ONU a los USA y han preconizado que sean "cascos azules" y no tropas norteamericanas y aliadas, entre ellas las españolas, las que traten de estabilizar la situación post-bélica. No hay más que ver el funcionamiento de los "cascos azules" en los Balcanes para comprobar su incapacidad militar, amén de su escasa capacidad administrativa. Faltaba sólo que el personal de la ONU saliera huyendo de Irak al primer bombazo para demostrar la verdadera cara, por no decir la auténtica catadura, de estos especuladores de la muerte, siempre que los muertos sean otros, siempre que sus sueldos se conserven y, por supuesto, siempre reservándose la autoridad moral para descalificar al resto del mundo. No es de extrañar que a la Izquierda le guste la ONU: es su vivo reflejo.

Mientras norteamericanos y británicos entierran en silencio a sus soldados, cientos ya, cobardemente asesinados por los secuaces de Sadam Husein y las brigadas internacionales del terrorismo islámico, han bastado dos atentados para que esa fuerza alternativa a los USA haya puesto pies en polvorosa. De los 600 miembros de la ONU desplazados a Irak tras la guerra, quinientos se fueron tras el primer atentado. Ahora lo hacen todos los demás –quedarán los iraquíes y algún otro por decoro personal o que no tenga donde ir–, y según su Secretario General "por falta de garantías de seguridad". Es el momento de recordar que Annan y sus burócratas mágicos rechazaron la protección militar de los USA para mostrar a los iraquíes, según decían, otra imagen, otra política, todo "puertas abiertas" y diálogo, nada de armas. El resultado está a la vista: al primer golpe, colapsados; al segundo, huidos. ¿Y con esos mimbres quieren hacer el cesto del futuro iraquí? Como decían los castizos: "¡Amos, quita, moscovita!".

Annan es el responsable de la indefensión de los asesinados bajo pabellón de la ONU. Annan es el responsable de toda la demagogia antiamericana y antioccidental que ha hecho de las Naciones Unidas su bunker ideológico, diplomático y político. Annan es la realidad y el símbolo de una institución que no sirve más que para estorbar y que acaba de evolucionar aceleradamente de la cobardía a la nada. Dice "Kakoffi" que la ONU tiene que acometer una transformación radical. Sin duda. Lo ideal sería cerrarla y fundar otra donde sólo tuvieron voz y voto las democracias. Pero, de momento, nos contentaríamos con que se largara su Secretario General. Nunca será solución. Siempre será problema.

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