Menú
Proclamó Joan Clos, alcalde de Barcelona: “La profecía neoliberal de que la apertura de los mercados y la liberalización comportaría automáticamente el desarrollo económico en todo el mundo ha sido negada por la realidad”. Y se quedó tan ancho.
 
No muy ancha, por desgracia, es su comprensión del liberalismo y de sus alternativas. El pensamiento liberal no se caracteriza por una propensión a la profecía, ni por una visión simplista de los fenómenos sociales. Al contrario, es el socialismo el que profetiza, al reivindicar el haber desentrañado las leyes de la historia, nada menos. Los liberales, en cambio, recelan de esta supuesta capacidad humana, y hablan de manos invisibles o de predicciones muy limitadas como las pattern predictions de Hayek. Está lejos del liberalismo el sostener que en los órdenes complejos las cosas se producen “automáticamente”. Al contrario, eso es lo que aseguran los socialistas, que siempre han fantaseado con la idea de que las dificultades se resuelven “automáticamente” con menos libertad. Así, si hay pobreza, pues se transfiere el 0,7 % y ya está; si hay un problema con la vivienda, pues se crea un Ministerio, y ya está.
 
Para colmo, el señor alcalde no presta atención a las alternativas de su mensaje. Si él está seguro de que los mercados más abiertos no producen más riqueza, debería considerar la implícita tesis contraria: ¿de verdad cree que los mercados menos abiertos producen más riqueza?
 
0
comentarios