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Pío Moa

Una nueva cultura popular

Hará como quince años, caminando por Soria, me di cuenta de lo mucho que estaba cambiando la cultura popular, al ver los anuncios de fiestas veraniegas, con grupos de rock en papel estelar. Se había puesto de moda en ambientes progres la cosa de "potenciar" las fiestas de los pueblos, y eso normalmente significaba introducir en ellas el rock, y también porros o drogas de más enjundia, y la costumbre europea de emborracharse por emborracharse. Este último verano estuve en unas fiestas en un pueblo extremeño de mediano tamaño. En la calle principal sonaba un estruendo rockero que lastimaba los tímpanos, y a su ritmo bailaban grupos de jóvenes y algunos no tan jóvenes. Tengo entendido que la sordera y otras dolencias de oídos han aumentado mucho entre la juventud, debe ser la contrapartida por pasárselo tan bien.

Otra novedad me llamó la atención: metidos entre los cristales de algunas cabinas telefónicas, unos cartelillos exponían el anhelo de un grupo itinerante de prostitutas por prestar sus servicios a los lugareños, aprovechando los festejos. En el kiosco del pueblo, los videos y revistas pornográficos estaban expuestos al lado de los tebeos para niños. Este es otro cambio característico: la enorme expansión de la prostitución y la pornografía. Las páginas pornográficas son las más solicitadas en internet, en las gasolineras se venden videos de esa clase, a lo largo de las carreteras proliferan los puticlubs, algunos parques son burdeles al aire libre, una buena parte de los anuncios publicitarios, en televisión y en las calles, tienen el "toque" porno, sea para promocionar ropas, coches, perfumes o helados. Un signo de nuestro tiempo es lo que pudiéramos llamar burdelización del espacio público.

Tengo la impresión de que el rock y la pornografía constituyen elementos básicos de una verdadera nueva cultura popular, entendiendo la palabra cultura en un sentido sumamente amplio. Un tercer puntal de ella sería el fútbol. Siempre hubo afición a este espectáculo, pero no con los rasgos casi obsesivos y la creciente violencia de ahora. Me llama mucho la atención que los sociólogos no hayan estudiado este conjunto de fenómenos, sumamente reveladores del mundo actual y de lo que llaman "calidad de vida", y bajo el cual se está asfixiando la vieja cultura.

Otro rasgo clave de esta nueva cultura consiste en su anglofonía. El idioma absolutamente hegemónico del rock y la pornografía es el inglés, que desplaza cada vez más al español en una multitud de manifestaciones. En cuanto al fútbol, de origen inglés como su nombre indica, su vocabulario se había españolizado, pero en los últimos tiempos se observan síntomas de una vuelta a los principios.

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