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Federico Jiménez Losantos

La Alianza Francesa de Civilizaciones

No es en absoluto casual que el país europeo más rendido al islamismo sea el laboratorio de un nuevo tipo de Intifada.

No es casual que la derecha europea más incapacitada moral y materialmente para la lucha ideológica, que es la española, fuera víctima de un golpe mediático-terrorista como el del 11-13M. Y no es en absoluto casual que el país europeo más rendido al islamismo, más debilitado por el sectarismo antiamericano y antisemita de sus medios de comunicación, más corrompido desde el Jefe del Estado, ese amigo de Sadam llamado Chirac, hasta el último de los partidos políticos que tuvieron que amnistiarse a sí mismos para no entrar en masa en la cárcel (a diferencia de Italia, tampoco había jueces dispuestos a ello) sea el laboratorio de un nuevo tipo de Intifada, de violencia antisistema, de feudalismo atroz en las grandes barriadas urbanas, donde reinan la ley de la selva, la ley del Islam o ambas, pero brilla por su ausencia el Estado de Derecho.
 
Tampoco es casual que ese traidor a Occidente llamado Chirac y su chambelán Villepin trabajen con entusiasmo en el descrédito de Nicolás Sarkozy, ni que los medios de comunicación traten al Ministro del Interior como trataron los de aquí a Aznar en la guerra de Irak. Cada cual recoge lo que siembra: Aznar, el predominio mediático de la Izquierda; Chirac, la conversión de la República en una suerte de oenegé antiamericana, sin respeto por sí misma y con el antiamericanismo convertido en nueva religión laica. La sensación que produce Francia es la de un país que niega todo aquello que defendió uno de sus grandes hijos: Alexis de Tocqueville. Hay mucho Gobierno y muchísimo Estado, el sector público es ilimitado y casi interminable, pero, ay, el Gobierno no gobierna y el Estado no atiende sus funciones básicas, que son garantizar la vida, la hacienda y la libertad de los ciudadanos. El liberalismo se creó para evitar situaciones  como la que padece Francia, el Estado más antiliberal de Europa. No, no es casualidad.
 
Sólo Zapatero y Moratinos pueden encauzar una situación cada vez más terrorífica por lo que supone en sí misma y por lo que tiene de ejemplo para toda Europa. Bastará con que se presenten en los barrios donde se viola y se mata como en la Edad Media. Ya su sola presencia puede obrar milagros. Pero incluso si las turbas se resistieran al prodigio, bastará explicarles en qué consiste la Alianza de Civilizaciones para que la violencia desaparezca sustituida por el diálogo y para que las inhóspitas barriadas se conviertan en balsas de aceite, naturalmente perfumado al romero. Es extraño que no hayan pedido todavía la intervención de nuestro Villepin. Celos, seguro.

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