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Rubén Loza Aguerrebere

Segunda vuelta argentina y “desaparecidos”

Me parece que su enemigo más poderoso es él mismo. Me refiero a Carlos Menem pensando en el ballotage del 18 de mayo. Tras haber derrotado por dos puntos al delfín del presidente Duhalde, Néstor Kirchner, se puso de inmediato en movimiento. Y realizó su primera jugada: buscar el respaldo del caudillo justicialista de San Luis, Rodríguez Sáa, quien sufriera un serio revés en sus aspiraciones presidenciales, entrando en quinto lugar. Paralelamente, y sin hacer nada, porque quizá estima que cuando algo parece ir bien es mejor no tocarlo, Kirchner recibió el apoyo de la candidata Elisa Carrió, cuarta en la primera vuelta. De esta manera, y siempre que a Menem aquella jugada le resultara acertada, continuaban protagonizando un empate técnico. Mientras tanto, el tercero en discordia (un político que mira alto y lejos, el liberal López Murphy) toma distancia de ambos, aconseja a sus seguidores, ya que fue el tercero en esta primera vuelta, que medite a conciencia a quién votar y les deja en libertad de acción. Jugada impecable.

Al parecer, por aquí puede estar la clave del problema de los dos candidatos finalistas, y que poco a poco comienza a evidenciarse. Veamos. Rodríguez Sáa, caudillista al estilo menemista, ha postergado nada menos que hasta el 15 de mayo su decisión. Entonces se sabrá a quién apoyará. Como tres días después son las elecciones, el tiempo es demasiado exiguo para intentar cualquier cosa. Bien: Menem ha desafiado a Kirchner a un debate televisivo, pero éste no ha aceptado diciendo que antes el ex presidente debería “debatir” con la justicia. Dura respuesta. Menem muestra alguna cara nueva de su entorno, y señala a Carlos Melconian, un joven y destacado economista, como futuro Ministro de Economía; éste dice que lo que hará será “corregir lo que se hizo mal en la etapa menemista y proseguir lo que se hizo bien”. Kirchner responde que, además de Lavagna en Economía (estará al menos por un año y luego sería canciller), Ginés González García seguirá ocupando el Ministerio de Salud.

Como ya se sabe que todo delfín aspira rápidamente a despegarse del progenitor, el presidente Eduardo Duhalde ha dicho a los suyos que observen a Kirchner, dejándole trabajar libremente y, luego, apostar por él, si así lo estiman. Es más, ha aconsejado (sin rodeos) no precipitarse en ministerios y conservar su lugar, reservando cada cual su puesto en la lista de diputados, En este punto, me recuerda al viejo caudillo uruguayo don Luis alberto de Herrera (abuelo del ex presidente Luis Lacalle), quien decía que: “en política el que se precipita, se precipita”.

Las encuestas favorecen a Kirchner o, dicho de otro modo, es muy alto el rechazo que, en Buenos Aires, tiene Menem. Las catastóficas inundaciones en Santa Fe, provincia del codiciado gobernador Carlos Reutemann, quien a último momento guiñó un ojo al veterano caudillo, se vuelven ahora contra él; y de rebote contra Menem. Finalmente, lo más llamativo ha sido una frase de Menem, que Libertad Digital no ha dejado pasar, donde expresa que, si pierde, se dedicará a ser padre (su esposa, la chilena Cecilia Bolocco, ex miss universo, está embarazada). Este es el primer atisbo de la eventualidad de la derrota. Con ello, Menem se aleja de la nostalgia de la realidad soñada, camino de la realidad real. Al leerla, confieso que tuve la impresión de que estaba protagonizando una fuga.

Y, para terminar, regreso a casa, con un tema espinoso: en el Uruguay la cúpula militar ha expresado, también, su disconformidad con el informe final de la Comisión para la Paz, que designara en el año 2000 el presidente Batlle para indagar las desapariciones forzadas en tiempos de la dictadura. El tema había sido laudado hace dieciocho años, con una ley que amnistiaba a la guerrilla (Tupamaros) y, a través de un referendum, amnistiando a quienes desde el Estado hubieran cometido violaciones de los derechos humanos.

Digo también, porque apenas se tuvo noticia del dictamen de la citada Comisión que preside el obispo de Montevideo, las más más diversas organizaciones de la izquierda, oenegés y la central obrera, el PitCnt, se expresaron en contra del mismo. Señalaban que no puede haber un punto final hasta que no se condene a quienes cometieron los delitos que ese informe consigna. Y se pide que se continúe indagando sobre el asunto. Es más, que la justicia investigue a aquellos miembros de la Comisión que recibieron (confidencialmente) informaciones, aun sabiendo que el decreto de creación de esta Comisión le impuso a sus integrantes “el deber del estricto secreto de sus actuaciones”.

Y bien, ahora los militares sostienen que el tema de los desaparecidos, que ha florecido de manera abrupta, y fue uno de los motivos centrales del acto del 1 de mayo, donde las organizaciones obreras contaron en su estrado con un invitado especial cubano (en primera fila del público estaban los principales líderes políticos de la izquierda), y donde nada, pero nada, se dijo de los fusilamientos en la isla del doctor Castro, en tanto, obviamente, se condenó la guerra en Irak, se ha flechado en su contra y busca desbordar la llamada “ley de caducidad”.

La inquietud de los militares, por cierto, se vincula con la reciente prisión del ex canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, por coautoría de privación de libertad de la maestra Elena Quinteros, quien fue raptada por militares uruguayos de la Embajada de Venezuela en Montevideo y que estaba desaparecida, pero cuya fecha de muerte, ahora, ha certificado la Comisión de la Paz. Esto ha llevado a que, en la página virtual de El Correo de los Viernes, publicación vinculada al Foro Batllista, que lidera el dos veces presidente Julio María Sanguinetti, se lea que se ha “establecido la extravagante doctrina en función de que aún no habiendo delito ni autor, un “civil” pueda ser coautor de ese delito que se extinguió”.

Veremos qué se avecina en ambas márgenes plantenses respecto de estos dos temas rápidamente cambiantes, que se mueven y se retuercen con su poderoso impacto en la realidad.


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