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Un compañero de la Cadena Cope llamó el otro día por teléfono a Jesús Gil. "Yo no hablo con carroñeros", fue la zoológica respuesta del dueño del Atlético de Madrid. Es la misma cantinela que lleva repitiendo desde 1988, año en el que llegó a la presidencia del club, como si sus graves problemas deportivos no fueran consecuencia de sus actos sino producto de los medios de comunicación. A mí, sin ir más lejos, me ha llamado también "carroñero" en varias ocasiones. Supongo que yo ya seré para él un oportunista buitre negro, un "Aegypius monachus", mientras que mi colega –más joven– se habrá convertido en un buitre leonado, un "Gyps fulvus" a la caza y captura de apetitosas masas de carne y vísceras.

Existe una enorme confusión (por desinformación) acerca de este ave tímida, habitualmente asociada a la presencia de un cadáver aunque extremadamente cariñosa con su única cría. Para ser justo con todo el mundo, basándome en los quince años que llevo dedicándome profesionalmente al periodismo deportivo, creo que cualquier buitre en su sano juicio saldría volando ante el comportamiento de muchos intermediarios, casi todos los directivos y algunos futbolistas. Pienso que si nosotros no lo hacemos es probablemente porque somos, en la mayoría de los casos, algo más osados y quizás menos inteligentes que el buitre común.

El futbolista tiene una malsana tendencia a pensar que el informador es un juglar llamado a cantar sus gestas. De forma que, cuando el periodista ensalza al jugador, éste interpreta que lo hace en cumplimiento del deber. Cuando lo que cuenta no coincide con la idea que el futbolista se ha formado en su cabeza, el periodista se transforma en un buitre carroñero. Falso. El buitre no caza presas vivas y yo no he visto tanto "vivo" como hay en el fútbol español.

Los futbolistas del Rayo Vallecano decidieron no hablar con los medios de comunicación porque el equipo se les hunde (a ellos) en Segunda División, y ahora Santi Cañizares dice que en el Valencia "hay comida para muchos buitres" porque la prensa ha relatado las diferencias irreconciliables existentes entre Rafa Benítez y "Kily" González. La idea que Cañete tiene del periodismo es grosera y grotesca: "os pido que hagáis noticias de lo que puede ser importante para el Valencia", como si las noticias se fabricaran a gusto del consumidor. Si yo fuera un buitre negro nidificaría en la sierra del Guadarrama, muy cerquita de mi casa y lo más lejos posible de Cañizares o los jugadores del Rayo. Mi hembra pondría un gran huevo de color crema con ligeros tonos rojizos. Si yo fuera realmente un "Aegypius monachus" no sabría quien es Jesús Gil. Afortunado buitre leonado.


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