Menú
Encarna Jiménez

Academia retro-progre

Al fin la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión (ATV) consiguió entregar la V edición de sus premios. Tras una gala tópica retransmitida en “La primera” de TVE, pudimos saber cuáles son las preferencias de los académicos, que no deben ser muchos ni con gran afán innovador. La noche fue una apoteosis de TVE, que arrasó con “Cuéntame”, y entre los 22 premios otorgados se hizo hueco a programas, actores y presentadores venidos del pasado.

No es casual que, a lo largo de las tres horas que duró la ceremonia, los realizadores regresaran de vez en cuando al blanco y negro, porque estuvieron Iñigo —que hizo de presentador junto a “Flo”—, Laura Valenzuela y Alfredo Amestoy. Como si no hubiera pasado el tiempo, “Caiga quien caiga” se llevó varios galardones, también Lorenzo Milá y “Al filo de lo imposible”. Parecía que estábamos reeditando una gala mil veces repetida.

La Academia, que no es muy rigurosa a la hora de dividir los premios según el criterio de los géneros televisivos, quería hacer un alegato contra la telebasura, pero no consiguió más que agarrarse a un esquema progre y nostálgico en el que lo que tocaba era premiar a Canal Plus, reivindicar “Dias de cine” como programa divulgativo y reconocer a Julia Otero para introducir las cadenas autonómicas. De Antena 3 salvó a Olga Viza y del actual Telecinco a Amparo Baró, que se llevó un merecido premio a la mejor actriz por su trabajo en “Siete vidas”.

No parece que en cinco años la ATV haya conseguido que sus premios reúnan al mundo de la televisión. El Auditorium no estaba lleno y algunos ganadores ni acudieron. Un aroma casero con vieja guardia de TVE dominaba el ambiente y, aunque “el ente” sea la madre de las teles, ya ha llovido lo suficiente como para que Ignacio Salas, actual presidente de la Academia, pudiera ofrecer a los telespectadores un panorama algo más actualizado de lo que merece ser visto en televisión. A pesar de que el pasado tiene elementos más dignos que el presente, agarrarse a esquemas manidos y volver al Gran Wyoming y Lorenzo Milá resulta tedioso y un punto falso.

El premio “Toda una vida” fue para Antonio Mercero, un verdadero héroe de la televisión que desde “La cabina”, pasando por “Verano azul” y “Farmacia de guardia” ha sabido unir solvencia y éxito de público. Sin embargo, este profesional al recoger el galardón no se puso dramático, sino festivo, al igual que María Isbert, una campeona del buen humor y la resistencia.

Cinco años son pocos para consolidar unos premios, pero, a este paso, con ese ambiente nostálgico y el escaso afán por descubrir alguna iniciativa de interés, los únicos que podrán identificarse con los designios de la ATV serán un puñado de profesionales con más pasado que futuro.

En Sociedad

    0
    comentarios