El final de “Hotel Glam”, con la victoria de Yola Berrocal como personaje más popular de “las españas”, coincide con una ola de calor que obliga a controlar la basura para que el olor y los gérmenes no hagan enfermar a una audiencia que debe mantenerse en condiciones para los próximos embates. Por más que haya indicios, que todos los optimistas se encargan en destacar, de que el lado más lamentable de los “realities” se vaya a eliminar, no hay esperanza razonable de que se interrumpa, salvo por razones estacionales, la explotación de las miserias del mundo del “famoseo” en el que se mezcla el sudor del alcalde de Marbella con las “adicciones” de Pajares, el paroxismo anfetamínico de Pocholo y los calentones de Dinio.
La barrera que le ha puesto TVE a Telecinco en los últimos meses con Imanol y su familia, Ana Obregón y sus enanitos, y hasta Arsuaga y Colom con el repaso documental a los homínidos, ha conseguido detener el avance del cotilleo morboso y la victoria generalizada del submundo del entretenimiento televisado. Sin embargo, después de que 300.000 televidentes se hayan tomado la molestia de votar a Yola Berrocal para designarla “mujer más popular de España” en confrontación con Pocholo Martínez-Bordiú, no hay razones consistentes para pensar que el filón de los invitados monstruosos vaya a dejar de ser explotado.
Mucho se ha hablado de que Telecinco no quiere una segunda edición de “Hotel Glam”, un programa que ha congregado habitualmente a más de cuatro millones de telespectadores. La coyuntura parece que pedía un freno en la publicidad de actitudes que rozaban la apología del desenfreno en materia de sexo y sustancias estimulantes. Sin embargo, Gestmusic, la productora de un programa del que se ha hecho eco hasta el presidente del Gobierno, no va a dejar de buscar fórmulas similares mientras haya mercado y la cadena se lo permita. Tras casi cuatro meses de encierro, hemos asistido a un espectáculo, difícilmente igualable, que creará escuela y alimentará la perversa afición por “friquis” de toda calaña.
Gestmusic, que tiene en “Crónicas marcianas” su punta de lanza para conducir los tortuosos caminos de la cultura basura, va a darle carrete este verano a toda la tribu de “Hotel Glam”. El sexo es su apuesta, en canciones de Dinio o declaraciones de Yola. Pocholo ya ha tenido bastante gasolina como para ser un promotor de fiestas muy bien pagado que extienda un evangelio de excitación noctámbula. De la misma manera que la productora puso en marcha el verano pasado un montaje apabullante con los chicos de “Operación Triunfo” rompiendo el esquema de conciertos y ferias por toda la geografía española, este año el disco de Dinio y el vídeo de Santiago Segura sonarán en todas las plazas llevando su lema de “Es una lata el trabajar” a todos los rincones. Además, con “Vivo Cantando” fabricará una Academia en “bus” con ribetes entre nostálgicos y patéticos. En verano dejarán que el agua corra, pero el cenagal televisivo continuará mientras haya millones de telespectadores que asistan al espectáculo alucinante de que Yola Berrocal le conteste a Aznar con un pezón saliendo de su escote.
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