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Ignacio Villa

La estrategia de la motorola

Como era previsible, como indica la experiencia recogida durante los años de felipismo, el Partido Socialista ha iniciado, en este caso con la ayuda inestimable de Izquierda Unida, una clara huida hacia adelante. Hemos entrado en una dinámica que ha comenzado a pasarse de "castaño oscuro". Inicialmente se hablaba de tramas genéricas y de razones extra-políticas, ahora ya sin pudor alguno se ha pasado a hablar de golpe del PP a la democracia y de tramas ocultas de especulación. El PSOE ahora se arroga la autoridad para desentrañar una historia que sólo tiene un origen y un culpable: la dirección socialista, al incluir en sus listas de la Comunidad de Madrid a dos personajes de los que se conocían sus trayectorias, sus "debilidades y sus "amistades". Es más, en la calle Ferraz ya eran conocidas, sobradamente, las artes "chantajistas" de estos personajes. El PSOE, que vuelve a sus andanzas de corrupción, sigue sin reclamar las responsabilidades internas, que son muchas y a muy alto nivel. El PSOE prefiere ampararse en la "pura porquería", con la esperanza de hacer tiempo y esperar que pase la tormenta.

El problema es que no estamos ante una tormenta pasajera, estamos ante el resultado de haber consentido durante años que la FSM se rigiera por la ley de la selva. Mucho "tomate interno" hay en esta historia para que la dirección del PSOE haya irrumpido este fin de semana con ataques a diestro y siniestro, ataques alentados y difundidos desde los medios de comunicación habituales. Una irrupción estruendosa, pero que no muestra prueba documental seria alguna. Acusaciones muy duras que se explican con la "increíble prueba" de un puñado de llamadas desde un teléfono móvil. Llamadas de un personaje, que nadie discute sus perversas intenciones, pero que se ha movido impunemente desde hace años en todos los órganos decisorios de la Federación Socialista madrileña. Ahora resulta, según el discurso que está esgrimiendo el Partido Socialista, que las llamadas realizadas por Eduardo Tamayo desde un móvil del PSOE son una prueba de la trama del Partido Popular. Sinceramente, no hay quien entienda dónde quiere llegar la dirección socialista. Han vuelto a encender, al máximo, todos los ventiladores de la corrupción, olvidándose de los penosos resultados que ya obtuvieron en otra época. La época de Roldan, Rubio, y Salanueva, por recordar sólo tres "ilustres" apellidos de la corrupción más salvaje.

Ciertamente, el Partido Socialista se repite de forma aburrida. Además de utilizar punto por punto todo el guión felipista sobre la corrupción, ahora recurren a los teléfonos móviles. Están repitiendo, con una fidelidad que asusta, aquella otra "bomba telefónica" que revolucionó la vida política, con la famosa convesación de i>Txiki Benegas en el año 1991, llamando enano a Carlos Solchaga y number one a Felipe González, que fue intencionadamente difundida desde dentro para conseguir los efectos políticos que todos recordamos. Más de diez años después, el PSOE vuelve a airear conversaciones internas como un recurso para el ataque político. Es lo que podemos llamar como "la estrategia de la motorola" y que significa sin duda una vuelta al pasado más triste del PSOE. Visto lo visto, en la calle Ferraz deben de estar muy preocupados por todo lo que está ocurriendo para volver a recuperar viejas estrategias que nunca fueron especialmenre productivas. Rodríguez Zapatero ha vuelto a perder otra oportunidad para demostrar su talante político, con el agravante de que la lista de ocasiones perdidas comienza a ser preocupantemente amplia. Mientras tanto, José Bono espera con su robusta mayoría absoluta en sus posesiones castello-manchegas.


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