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¿Bienvenido Mr. Marshall?

Inspirados en la generosidad del Plan Marshall, del que estuvimos ausentes, muchos españoles se han preguntado durante los meses de la crisis y Guerra con Irak qué sacaba España de nuestro apoyo a Bush, olvidando que a veces, la responsabilidad internacional obliga a cosas cuyos resultados no se pueden expresar en una vulgar hoja de cálculo. En política, sobre todo la internacional, los intangibles son tan importantes, si no más, que los tangibles.

Así y todo, los amigos –y esa es la principal caracterización que España, gracias a la firmeza de Aznar, ha logrado en Estados Unidos– se ayudan, incluso en el terreno comercial e industrial. Un primer ejemplo de ello ocurrió cuando el mismo Aznar visitaba por última vez Washington: el anuncio de que los Guardacostas norteamericanos comprarían el avión de CASA 235 para sus patrullas marítimas. Y eso a pesar de que su socio americano, Lockheed Martin producía un aparato similar y de que buena parte del Senado americano viera en EADS-CASA una compañía esencialmente franco-alemana. El avión español salió adelante precisamente por ser eso, español. Y amigo.

Ahora nos encontramos ante otro posible caso: la fabricación de ocho submarinos convencionales que Estados Unidos quiere vender a Taiwán. Desde hace más de un año ese contrato está pendiente de encontrar un astillero subcontratista capaz de construir y botar submarinos convencionales (capacidad que los Estados Unidos perdieron hace años). Las inclinaciones americanas iniciales iban orientadas a los alemanes, pero con la postura anti-Bush del canciller Schroeder, en Washington comenzaron a dar signos de preferir otras opciones ya a finales de año pasado. A comienzos de este, sus inclinaciones por Izar, el buque insignia español de la producción naviera, eran claras y sólo algunos temores de posibles problemas comerciales con China (quien se opone a dicha transacción) propiciaron la máxima cautela de las autoridades españolas. Ahora bien, la importancia del contrato en términos financieros y de carga de trabajo, así como servir de subcontratista de Lockheed Martin, vendedor principal a Taiwán, obligan a despejar cualquier duda.

Es más, la importancia estratégica de dicho programa de construcciones no son ni siquiera los claros beneficios contables, sino dar un paso más en la vinculación de Izar con contrapartes y empresas americanas. Izar ha adolecido de una falta de orientación estratégica, sin saber muy bien si ir de la mano de franceses (submarinos para Chile y serie española S-80) o de los norteamericanos (fragatas F-100 para nuestra Armada y venta a Noruega). Este nuevo trabajo para Lockheed Martin debiera servir para favorecer un decidida orientación transatlántica de nuestra empresa.

GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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