Menú

La caída del bravo Beloki en una siniestra curva del "col" de la Rochette cuando tan sólo faltaban seis kilómetros para la línea de llegada habrá recordado a los aficionados la que sufrió el genial Ocaña en otro "col" maldito, el de Menté, hace ya treinta y dos años. Y no sólo por la caída en sí sino por un montón de circunstancias añadidas. Joseba y Luis estaban cortados como ciclistas por idéntico patrón, el del inconformismo más furibundo. Y ambos decidieron encabezar una revuelta en solitario contra dos monstruos de la bicicleta. A Ocaña le tocó luchar contra el belga Eddy Merckx, mientras que Beloki sobrevive como puede a la sombra de un Goliath americano llamado Lance Armstrong. Merckx ganó cinco Tours de Francia, pero el jefe del US Postal está todavía en condiciones de batir ese inhumano registro. Armstrong ha vencido al cáncer y no parece dispuesto a que ninguna "pájara" le impida adelantar a Anquetil, Hinault y Miguel Induráin.

Era conocido por todos que Beloki acudía al Tour de 2003 sólo para ganar. Lo intentó frenéticamente en la etapa que concluyó en Alpe d'Huez pero al final no pudo ser. Hasta en dos ocasiones trató en vano de meter tierra de por medio. Imposible. Armstrong no es sólo el mejor ciclista del mundo sino que tiene a su servicio una poderosísima maquinaria que -menudo sarcasmo- "engrasa" otro español, Roberto Heras. El equipo estadounidense no dejó a Beloki, consciente de que el español era el único que podía inquietar al jefe de la carrera. Al final de la etapa, Joseba se mostraba decepcionado y quizás esas "turbulencias mentales" hayan colaborado, quién sabe, a la hora de retirarle prematuramente de la carretera. Detrás suyo -más sarcasmos- Armstrong regateaba al caído y, tras salirse de la carretera, volvía a subirse a la bicicleta. La fortuna del campeón.

En 1971, Luis Ocaña, el "español de Mont Marsant", luchaba también, como Beloki, contra el conformismo de un pelotón que saludaba a su paso (¡ave César!) a Eddy Merckx. En la etapa que discurría entre Grenoble y Orcières Merlette, intrascendente para muchos, Luis, tras protagonizar una escapada épica, le sacó nueve minutos de ventaja al "caníbal". Pero Ocaña luchaba contra sí mismo y, dos días después, se caía en el descenso de Menté. Para él no pudo ser en 1971 pero sí en 1973, aunque Eddy Merckx ya no estaba en activo. Los gritos de dolor de Beloki recuerdan mucho a los de Ocaña. Un dolor que no provoca una caída sino la imposibilidad de seguir batallando en la carrera contra los molinos de viento.

En Opinión