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Encarna Jiménez

Anuncio censurado

Heineken acaba de retirar un anuncio televisivo de Aguila Amstel al ser tachado de “sexista, machista y denigrante” por varios colectivos de transexuales. No quiere la marca verde tener problemas, ni ser “antiguo”, algo que se puede entender en la multinacional, pero, después de ver el “spot”, no parece que el asunto sea tan grave como para eliminarlo de las pantallas. En todo caso, puede resultar desagradable a un grupo que se siente aludido como tantos otros que no gustan, pero que van dirigidos a sectores de público en el que hay cierto tipo de gracias que funcionan.

Desde que, por influencia radiofónica y televisiva, el “reality spot” ha invadido las pantallas, hay muchas escenas cotidianas que molestan. Esta misma semana hemos tenido la oportunidad de ver un programa de dos horas en Antena 3 que, bajo el título de “La noche wapa de la publicidad”, nos permitió hacer un repaso por anuncios de todo el mundo en los que lo “gore” se adaptaba a la publicidad con anuncios que resultaban bastante vomitivos, alguno con intercambio de dentaduras postizas. Sin duda, habrá a quien eso le haga gracia o le llame la atención, y debe tener su público, pero no es motivo para el destierro, salvo la huida mediante mando de eliminarlo de la vista por decisión individual.

El anuncio de Aguila plantea cómo resuelven las dudas sobre la naturaleza de una supuesta mujer un trío de muchachos en un bar. La explicación del “fuera de juego” es el elemento al que se agarran ante una situación poco corriente, pero no absurda ni hiriente, al menos a primera vista. Hay quien pudiera alegar en defensa del anuncio que “convierte en normal en la tele lo que es corriente en la vida real y que es una forma de “normalización”. Sin embargo, ha triunfado la teoría de no molestar y evitar crearse problemas, aunque también valdría el argumento de que es mejor la evidencia que el ocultamiento.

Últimamente estamos asistiendo a una polémica extendida sobre los límites de la televisión. La autocensura es algo que tendrá que funcionar para no degradar más los contenidos, pero la eliminación del “reality spot” no parece que sea una de las prioridades en la batalla para dignificar los contenidos de la televisión, donde abundan las escenas de transexuales en programas de “testimonios” en los que se toma por bueno difundir conductas que no dejan de ser minoritarias, y cuyos colectivos encuentran en la difusión de su forma de vivir la sexualidad una manera de hacerse presentes.

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