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Como si se tratara de uno de esos videomontajes conmemorativos, editados con el único objetivo de recoger los instantes más brillantes de la vida profesional de una estrella de cine o de un gran deportista, esta carrera del centenario nos está trayendo otros muchos Tours a la memoria. No han echado aún pie a tierra los ciclistas en Luz Ardiden y ya estamos todos pensando en la contrarreloj del próximo sábado, etapa previa al tradicional corolario parisino y que esta vez discurrirá entre las localidades de Pornic y Nantes. Antes los ciclistas deberán trabajar muy duro en la etapa del miércoles y, en el hipotético caso de que todo siga igual en la clasificación, al instante surge una pregunta: ¿influirá en Armstrong el "efecto Lemond"?

En el año 1989 era Laurent Fignon quien llegaba a la última etapa (una contrarreloj entre Versalles y París) vistiendo el maillot amarillo de líder de la carrera. Greg Lemond, siempre al acecho del "niño terrible" del ciclismo galo, ganó y aventajó finalmente al francés en 8 segundos, la diferencia más nimia de toda la historia del Tour. Insignificante pero definitiva. Y ahora hagamos cuentas. En la famosa contrarreloj que concluyó en Cap'Découverte, Jan Ullrich sacó 1:36 de ventaja a Lance Armstrong en un recorrido de 47 kilómetros. Si creemos al líder del "US Postal" habrá que convenir que ese día se vino abajo debido a una fuerte deshidratación. De todas formas hubo más de 1:30 de diferencia entre ambos. La contrarreloj del sábado (Pornic-Nantes) es de 49 kilómetros, dos más que la del otro día. ¿Saben cual es la ventaja que Armstrong tiene con respecto a Ullrich?... 1:07. ¡A restar!

Si el panorama del sábado es el mismo que el de este lunes es indudable que presenciaremos en Nantes otra etapa histórica contra el crono. Aunque Pitágoras tenga francamente muy poco futuro en el ciclismo, porque... ¿Cómo prever que Lance Armstrong se enganche con un aficionado y caiga al suelo ascendiendo Luz Ardiden? ¿Cómo imaginar que, tan sólo un par de minutos después de suceder eso, el líder de la carrera vuelva a tener problemas con el pedal y esté a punto de volver a caer? ¿Y cómo calcular que Jan Ullrich, en un gesto que le honrará de por vida, vaya a frenarse adrede tras la caída del americano, ofreciéndonos a todos un increíble testimonio de "fair-play"? Y al final de todo, ¿quién podría nunca adivinar que el mismo ciclista que cayó y estuvo a punto de rodar de nuevo por los suelos, sufriría lo que él mismo ha definido como un "pelotazo de adrenalina" y cruzaría en solitario la línea de meta?

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