Vaya por Dios. El nuevo partido político “Nuevo Socialismo” lleva por emblema un trébol cortado, planta forrajera. Seguimos con la imaginería botánica para la política. Los “viejos” socialistas utilizan la rosa, hay que suponer sin espinas. Algunos nacionalistas vascos se inclinan por la hoja de roble. La izquierda italiana adopta el olivo, quizá porque el aceite todo lo suaviza. Queda lejos la revolución de los claveles de la izquierda portuguesa. Los partidos ecologistas utilizan profusamente el verde de la clorofila. Los logotipos o anagramas de las organizaciones políticas son también un lenguaje. En castellano clásico se decían “empresas”. A veces se prefieren las imágenes zoológicas: la gaviota de los populares, la serpiente de los terroristas vascos, el borrico de los demócratas norteamericanos y el elefante de los republicanos. En los Estados Unidos cada equipo de fútbol se identifica con un animal totémico. Cada símbolo tiene su historia. Me llevaría un libro entero si lograra contarla. Está llena de sorpresas. Por ejemplo, el oso de Madrid es realmente la osa menor, la constelación. Por eso Madrid fue siempre “la ciudad de las siete estrellas”. El madroño madrileño tiene también su intríngulis. Otro día, que estos billetes son solo un parpadeo literario.
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro