Menú
Carlos Semprún Maura

Chascos y fiascos

Casi al mismo tiempo que el Presidente Chirac declaraba en Papeete, colonia francesa, que gracias a las pruebas nucleares y a la colaboración (?) de los habitantes del archipiélago en esos experimentos militares, Francia se había convertido en una Gran Potencia Mundial, que desarrollaba una política independiente y progresista aplaudida por todas las naciones del mundo (a lo mejor, hasta se lo cree), esa misma Francia metía gravemente la pata en la selva amazónica con su intento fallido de rescate de Ingrid Betancourt. Noble intento, desde luego, pero la soberbia francesa lo echó todo a perder. Según la prensa brasileña, al haber enviado un avión militar a Manaos con un comando de barbouzes y un par de diplomáticos, sin consulta previa con los Gobiernos de Colombia y Brasil, esa insólita agitación alertó a la policía brasileña, que reforzó su control de la frontera, lo cual asustó a los FARC, que se rajaron y no liberaron a Ingrid Betancourt contra millones de dólares y la promesa de una operación de cáncer de próstata, en Francia, para Raúl Reyes, uno de los jefes de la guerrilla narcocomunista colombiana.

Lo curioso del caso, según la prensa –en este caso, francesa– es que fue una operación personal de Dominique de Villepin, Ministro de Exteriores, quién, por lo visto, conoce a los Betancourt desde hace años, y que no sólo no negoció con los Gobiernos de Colombia y Brasil –son países subdesarrollados que no cuentan para nada; en cambio, las FARC son gente seria, con armas y cocaína– sino que no avisó a su colega de Interior, Sarkosy, ni al Primer ministro, Raffarin, y no se sabe si al Presidente, ya que éste en Polinesia declaró no saber nada, mientras que su portavoz, en París, declaraba que lo sabía todo. Da la casualidad de que Sarkosy estaba en Bogotá –discutiendo la mejor manera de cocer habas o de luchar contra el narcotráfico, lo cual viene a ser lo mismo– cuando la prensa brasileña destapó el asunto. Y, claro, está que trina.

Raffarin y de Villepin estaban en Marruecos, negociando la mejor manera de fastidiar a España, se supone, pero con su habitual pachorra, el Primer ministro declaró que todo estaba bajo control cuando acababa de enterarse por la prensa. Y en este caso, de verdad. En un país normal, después de tamaño chasco, un ministro presenta su dimisión, porque las consecuencias pueden ser muy graves. Pero Francia no es un país normal, es un país superior. A ver si os vais enterando.

Hablando de otra cosa, ahora resulta que además roban. A menos que exista otro término jurídico para definir el hecho de forrarse los bolsillos indebidamente con el dinero de los contribuyentes europeos. Pedro Solbes, Neil Kinnock y Michaele Schreyer, comisarios europeos, están acusados, ellos o/y sus servicios, de graves desfalcos, y existen serias sospechas en cuanto al papel del impresentable Presidente Romano Prodi. Ya era hora. Como buen ex Ministro de Felipe González, Solbes declara que no sabía nada, que también se “enteró por la prensa”. Esta Comisión, que goza de poderes exorbitantes en nombre de la libertad de mercado, es capaz de cualquier aquelarre. Por ejemplo, después de meses de sesudas reflexiones, acaban de autorizar la disminución del IVA, del 19 al 5,5%, para la hostelería, como lo había pedido el Gobierno francés, pero se lo han negado para los discos. Sin duda, para mejor proteger su “excepción cultural”. Y, además ¡roban!


En Internacional

    0
    comentarios