En los últimos diez años no tuvo suerte. Yeltsin y él se odiaban mutuamente, no se soportaban. Así que el alcoholizado mandatario obstaculizaba cualquier actividad de Gorbi. El pueblo ruso, hundido en la miseria, tampoco le aguantaba y le consideraba culpable de sus desgracias. En aquellos tiempos Gorbachov casi no aparecía en público, ya que se arriesgaba recibir un puñetazo o un escupitajo en la cara. Y así le ocurrió cuando intentó realizar un viaje electoral por Rusia a mediados de los 90. Por cierto, en las presidenciales del 96 no obtuvo ni el uno por ciento de los votos.
Asimismo Gorbi pasó de moda en Europa y América, aunque Felipe González dice todavía ser su amigo. El público se aburrió de sus deliberaciones sobre el destino del mundo y la democracia. Además, no se entendía ni la mitad de lo que explicaba por culpa de su famoso balbuceo. Los tiempos, cuando cosechaba por su demagogia prestigiosos premios internacionales, han pasado. Se salvó por la publicida en Pizza Hut o promocionando a su nieta como modelo.
Pero todo cambia en este mundo. Pensé que me estaba volviendo loco al ver la conocida calvicie con la mancha y al escuchar el balbuceo. Gorbi, como en los mejores tiempos de su carrera política, de nuevo está en la pantalla televisiva dando sus lecciones al pueblo ruso. Esforzándome para comprender lo que dice, entendí que ya no son sus críticas contra el imperialismo, sus elogios del comunismo o “revelaciones” sobre “algunos errores” del padre Stalin, temas de sus constantes intervenciones de los años 80. Tampoco son las declaraciones “liberales” de los tiempos posteriores cuando hablaba de la amistad con Occidente y de la necesidad de reformas democráticas para Rusia.
Esta vez ha sido un claro y ferviente apoyo al presidente Putin. Nada más. ¡Por algo la televisión oficiosa ha sacado a Gorbi del basurero histórico! Rusia ha encontrado a su líder, declaró el antiguo cabecilla bolchevique elogiando al ex-teniente coronel del KGB. Es casi perfecto y lleva a Rusia por el único camino de futuro. Los que acusan al presidente de volver al pasado totalitario no tienen razón. La verdad es que hay quienes intentan parar esta marcha triunfal hacia la prosperidad. Son los enemigo del mandatario: los “oligarcas” y ciertos representantes de la prensa criticona. El pueblo los odia y adora al presidente. Asimismo, Rusia tiene políticos brillantes. Por supuesto, todos forman parte del equipo presidencial. Falta sólo uno –el mismo Gorbi– pero no tardará en ocupar su sitio en las filas.
¡Si hubiese un premio Nobel por oportunismo político, sin duda sería otorgado a Mijail Gorbachov!
En Internacional
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro