Menú
Juan Manuel Rodríguez

Ejemplo de barcelonista gagá

Recuerdo que la primera temporada del "Tirachinas" hicimos un programa en Barcelona (después vinieron más, pero la anécdota a la que quiero referirme se produjo concretamente en aquel) en el cual el invitado principal era Joan Gaspart; lógicamente aquello estaba de culés hasta la bandera. En un momento del programa, Tomás Roncero quiso imponerle a Gaspart una insignia del Real Madrid, pero éste la rehuyó y, a cambio, preguntó si había en la sala algún aficionado del Madrid. Una señorita alzó la mano y entonces Gaspart, ni corto ni perezoso, se levantó y le colocó aquel pequeño escudo de metal en la solapa. Era cuando Joan Gaspart, recién llegado a su nuevo cargo, luchaba consigo mismo para impedir que se abriera la caja de Pandora. El ex presidente culé salió de aquella con señorío y elegancia aunque luego el tiempo demostrara que no estaba a la altura de las circunstancias que de él demandaron los socios. La presidencia de Gaspart insistió, erre que erre, en el mismo Barcelona anticuado y gagá de José Luis Núñez, un Barcelona acartonado e incapaz de liberarse de la sombra madridista.

El martes se produjo en Washington una circunstancia que explica gráficamente a qué me refiero cuando hablo de Barcelona gagá. Durante el entrenamiento del equipo apareció por allí un chaval panameño con una camiseta del Real Madrid. Ante la atónita mirada de otros cincuenta aficionados, Hristo Stoichkov, que ahora juega en aquella ciudad, se dirigió a él en los siguientes términos: "¡Qué poca vergüenza! Quítate ese escudo, con eso no puedes estar aquí. ¿Cómo puedes venir con esa camiseta?". El aficionado salió corriendo y no regresó por allí.

¿Por qué la masa social culé eligió abrumadoramente a Joan Laporta como nuevo presidente del Barcelona? Justamente para limpiar ese tipo de comportamientos. Entiendo que la presión mediática en la ciudad condal puede llegar a ser insoportable, e incluso puedo llegar a comprender que Stoichkov, que apura sus últimos días como futbolista profesional, se ponga rápidamente a la cola del despacho de Rosell por si le cae algo en el futuro. Es público el "anti-nuñismo" del búlgaro del que pueden encontrarse mil pruebas en sus colaboraciones en el diario Sport. Lo que ahora tiene que preguntarse Laporta (si en algún momento él o Sandro Rosell pensaron en incorporar a Hristo al cuerpo técnico) es si el Barcelona que ellos quieren es el de Stoichkov. Estoy pensando en telefonear a Goyo Benito para saber si no le importaría viajar a Washington con una camiseta del Real Madrid bajo el brazo. Y la próxima vez, que Stoichkov se meta con alguien de su tamaño.


En Deportes

    0
    comentarios