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Encarna Jiménez

La última sangría

Este verano va a ser duro para la plantilla de Antena 3. Además de los arreglos económicos a los que ha tenido que llegar la empresa con figuras como Ernesto Sáenz de Buruaga, la decisión de rescindir los contratos de 390 trabajadores fijos va a ser la batalla principal de la cadena. Con la entrada de Planeta y De Agostini, la necesidad de hacer rentable Antena 3 se pone en primer plano. Menos política, nada de alegrías presupuestarias a cargo de Telefónica –que se ha librado del muerto– y mayor control empresarial. Esta es la idea de los nuevos gestores, que tienen que acabar con la época dorada de una televisión que no tenía freno a la hora de contratar figuras que no rendían lo que costaban.

Todavía andan pendientes los arreglos con “Maldita la hora”, aquel magazine de noche que encargaron a Máximo Pradera para enfrentarse a Javier Sardá. A Máximo lo retiraron y le pagarían, pero ahora la directora del programa, Amelia Alas, tendrá que ser indemnizada con 204.000 euros. Este es tan sólo un fleco de los que ha dejado la deficiente gestión anterior, pero, sin duda, desde Jesús Hermida pasando por otras medio-estrellas en la programación, tendrán que ser retirados a golpe de cheque.

Los nuevos dueños tienen en su cabeza que es mejor adoptar el modelo de Telecinco, que en el último año ha conseguido situarse en el segundo puesto, detrás de TVE, con menos gente y más decisión. En ese periodo, Antena 3 ha batido el récord en el fracaso de programas de entretenimiento: series, concursos y magazines han entrado y salido de la parrilla como centellas. En informativos, Ernesto ha dejado una legión de contratados que ahora reivindican sus derechos, y en los despachos debe haber más de una cuenta por saldar.

Todo este panorama tienen delante lo que intentan que Antena 3 pueda ponerse en órbita a partir de septiembre. Las negociaciones con el Comité de empresa, más los líos de abogados con las figuras les van a ocupar muchos tiempo, les costará bastante dinero y, probablemente, dedicarán poco esfuerzo a la programación. La última sangría de la plantilla de Antena 3 la acabará notando el televidente como una oferta de medio pelo.


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