Menú
EDITORIAL

Getxo, avanzadilla del Plan Ibarretxe

En el municipio vizcaíno de Getxo, las elecciones del 25 de mayo dieron como resultado un empate a concejales entre las fuerzas constitucionalistas y el PNV-EA. Los constitucionalistas, PP y PSE, obtuvieron doce. Los mismos que el PNV-EA, que, gracias a la miseria moral del partido de Madrazo y Llamazares (que obtuvo un solo concejal), gobernará nuevamente en el ayuntamiento de la mano de Iñaki Zarraoa.

Una de las primeras medidas que Zarraoa –ex director de EITB, la cadena pública vasca, cargo que abandonó cuando fue elegido alcalde de Getxo por primera vez en 1999– tomó una vez constituido el Ayuntamiento fue subirse el sueldo un 12 por ciento (hasta 71.500 euros anuales) y mejorar también las retribuciones de sus colaboradores más directos (que cobrarán casi 60.000 euros anuales). Los ediles del PP y el PSE apenas cobrarán 8.000 euros anuales, negándose el tripartito siquiera a equiparar en sueldo a dos miembros de cada partido constitucionalista para que puedan ejercer, en calidad de liberados, las tareas de la oposición. Y para confirmar el respeto y la consideración que le merecen sus adversarios políticos –que representan a la mitad de los ciudadanos de Getxo–, Zarraoa confinaba hace unos pocos días los despachos de los grupos del PP y del PSE en un sótano sin ventanas del Ayuntamiento.

Continuando ayer mismo en la misma línea de “diálogo”, “tolerancia” y “calor humano para con los perseguidos por ETA” que predica el lehendakari –quien antes de entrar en la basílica de Loyola para asistir a la misa oficiada por Juan María Uriarte con motivo de la festividad de San Ignacio, manifestaba que era necesario “abordar de una vez por todas un debate político que permita alcanzar acuerdos entre los partidos”–, Zarraoa intentó expulsar del salón de plenos a las ediles Marisa Arrúe (PP) y Gotzone Mora (PSE) durante la recepción a unos regatistas franceses que hicieron escala en Getxo, increpándolas en público y amenazándolas con enviar a la Policía Municipal si volvían a acudir a algún acto municipal. Tras lo cual, el alcalde dio como si nada la bienvenida a los regatistas, ponderando la tradicional hospitalidad de Getxo.

La propia Gotzone Mora advertía en la campaña electoral del “hondo significado político” de las elecciones del pasado día 25 en el municipio vizcaíno, pues Getxo se ha convertido con Zarraoa, tal y como ella señalaba, en el “máximo exponente municipal del proyecto soberanista e independentista auspiciado por el lehendakari”. Zarraoa, en un municipio especialmente castigado por el chantaje y la violencia etarra, ha mantenido una actitud indiferente –ahora marcadamente hostil– para con los amenazados por ETA, prodigando al mismo tiempo su tolerancia, calor y comprensión para con los verdugos de la banda y sus simpatizantes, como ha podido verse en el pregón y el programa de los recientes festejos, donde se incluyeron anuncios con mensajes de apoyo a los presos etarras admitidos por la Comisión de Fiestas, integrada por un grupo de proetarras subvencionados por el Ayuntamiento para la preparación de las fiestas.

Con estos antecedentes, no hay que cavilar demasiado para imaginar cuál sería el destino de los vascos no nacionalistas en el Euskorrico totalitario de Ibarretxe, del que el Ayuntamiento de Getxo es avanzadilla y experiencia piloto: sometimiento y conversión a la “verdadera fe” nacionalista so pena de constantes amenazas, agresiones, chantajes y humillaciones... a las que seguirían la destrucción de negocios y propiedades, como en el Hotel Tamarises el pasado junio o en el concesionario de coches de Lejona, municipio limítrofe, la pasada noche. Y, en último término, el exilio o la eliminación física del disidente.


En España

    0
    comentarios