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Mi barrio es de izquierdas, alcalde socialista y diputado Verde, mi barrio es pues ecológico. “Nuestro” diputado Yves Cochet, fue ministro de Medio Ambiente, en tiempos de Jospin, sustituyó en ese cargo a la boba de Dominique Voynet, de la que fue “compañero sentimental”, y coach, se dice para los actores, y algunos más, y dirigió su brillante carrera política que la estrelló contra la pared. Cochet fue quien, en el Parlamento, increpó al gobierno socialista para que prohibiera una película norteamericana que no le gustaba, y quien estuvo explicando a sus feligreses que los USA intervenían en Irak únicamente para apoderarse de su petróleo. Un acto de piratería. Mi barrio es de izquierdas, y por lo tanto uno de los más caros de París y con más mendigos, en todo caso en la zona en la que vivimos. Pero que las almas caritativas no lloren demasiado, estos mendigos llegan en coche por la mañana y en coche vienen a recogerlos al final de la tarde, son mendigos organizados. También los hay punks, estos francamente agresivos. En ambos casos, el orden republicano de Sarkosy no se ve aquí, como no se ve en Córcega, como no se ve en los suburbios: otra sinagoga y un centro cultural judío acaban de ser asaltados en Saint-Denis, con total impunidad, y sin que el alcalde y diputado comunista diga ni mú. Al llegar aquí, enseguida me llamó la atención que las aceras, ya sucias de por sí –siendo Verde es uno de los barrios más sucios de París– se ven aún más ensuciadas con cursis pintadas “Je t’aime”, “Amour” (“Te quiero”, “Amor”, etc.), y para demostrar el analfabetismo creciente, gracias a los sindicatos de enseñanza, algunas van escritas así: “Amai-vous”, cuando todos los ex alumnos de los liceos franceses saben que debe escribirse “Aimez-vous”. Un detalle.

Como en muchas capitales, los precios de los pisos –o su alquiler–, han aumentado demasiado en los barrios tradicionalmente elegidos por los burgueses progres –Saint-Germain-de-Pres o el Barrio Latino, por ejemplo–, los universitarios, funcionarios, publicitarios, actores y artistas acomodados, se abalanzaron como buitres sobre los barrios periféricos, como éste, en un fenómeno semejante a de los lofts en Nueva York, pongamos, convirtiendo lo que fue apacible barrio de artesanos, artistas, pequeños comerciantes y pequeños burgueses en un barrio caro, sucio y progre. Desalmado. Buen microcosmos del París rojiverde, que sigue creyéndose capital de todo y no lo es. Observando mi entorno, no me extraña que France-Info, la radio estatal de informaciones continuas, se haya convertido en la más escuchada de Francia. Radio socialista, con resabios comunistas, hizo campaña a favor de Jospin en las presidenciales del año pasado, insistiendo machaconamente de que iba a ganar, era aritméticamente seguro. Tuvieron que tragarse el sapo, pero ahora con el aval de Chirac, relatan los acontecimientos de Irak, como una lucha de los resistentes iraquíes contra las tropas de ocupación. Otro detalle.

Todo lo que he dicho sobre mi barrio, lo pienso, pero no lo he dicho todo. Como una señora que fue muy bella y a la que aún le quedan rasgos de esa belleza, mi barrio tiene sus encantos, pero no son evidentes. Aprovechando la licencia que otorga el verano, algo os iré contando de dichos encantos. Con cautela, tampoco tengo ganas de que Cebrián o Pradera se instalen aquí.


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