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Ricardo Medina Macías

Éxito del tipo único

La intención original era ganarle terreno a la economía informal y a las poderosas mafias rusas, pero la sorpresa fue que además creció la recaudación muy por encima de las previsiones más optimistas. Las intuiciones muchas veces no funcionan. La realidad se comporta, en esos casos, al contrario de lo que parece indicarnos una aplicación mecánica del sentido común. Los economistas le llaman a estos fenómenos “contraintuitivos”.

Ejemplo: ¿Qué pasa si bajamos la tasa del impuesto a los ingresos personales, de un esquema de tres tramos en el que la tasa máxima es de 30%, a una tasa única de 13%? La respuesta esperada es que se recaudará menos, pero sucede exactamente lo contrario. No es una hipótesis teórica, es una realidad contundente. Eso sucedió en Rusia cuando las autoridades decidieron combatir la economía informal, bastión del capitalismo de compadres en el que las mafias dominan, a través de una simplificación de los impuestos al ingreso personal.

A partir del primer día de 2001, la tasa del impuesto sobre la renta del 13%. En el primer año de funcionamiento de este flat tax (impuesto plano, como se le conoce en el mundo académico por los trabajos de Alvin Rabushka y Robert Hall), la recaudación por ese impuesto aumentó 46% en rublos nominales y 28% en términos reales, restada la inflación. En el siguiente año, 2002, el crecimiento de la recaudación en el mismo impuesto fue de 39,8% nominal o 20,7% real. En 2000, el impuesto a los ingresos personales representaba el 12% de los ingresos tributarios de Rusia, en 2002 ya representaba el 15,3% de tales ingresos.

Ante ese éxito, el gobierno ruso ya planea extender la experiencia del tipo único a las pequeñas empresas, con un 6% sobre ingresos brutos o de un 15% sobre utilidades netas, a elegir por el contribuyente. Estonia y Letonia también han aplicado exitosamente el tipo único (que funciona hace años con singular eficacia en Hong Kong), lo cual demuestra que la propuesta de Rabushka y Hall, lanzada por primera vez en un histórico artículo de The Wall Street Journal en diciembre de 1981, era notablemente acertada, a pesar de ser en apariencia “contraintuitiva”.

En el caso de México, no cabe duda que tras la frustrada intentona de reforma fiscal –erróneamente vendida– los legisladores y el mismo poder ejecutivo deben modificar radicalmente el enfoque: 1. Deben dejar de lado la obsesión recaudadora que lastima a los actuales contribuyentes y centrar el esfuerzo reformador en una radical redefinición del impuesto sobre la renta, empezando por el aplicable a las personas físicas. 2. Partir de la consigna de “bajos y únicos” por las razones de equidad y respeto al Estado de Derecho.

Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.

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